CULTURA
Álvaro Ramos, ganador del concurso de promoción artística del Club Taurino de Sevilla
La obra seleccionada del artista de Almagro denominada “Silla y Silencio” será la imagen del la asociación sevillana y la dedicará como galardón al final de la temporada taurina en Sevilla.
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Manuel Viera
Una vez finalizado el plazo de presentación de obras, y tras las votaciones oportunas entre los socios de la entidad taurina, quedó resuelto el concurso de promoción artística para nuevos valores de la pintura, cuyo objetivo, además del impulso al artista en cuestión, sea el galardón que el Club Taurino de Sevilla dedique al finalizar la temporada taurina en la Maestranza bajo la denominación de premio “Al Silencio”.
El ganador del certamen ha sido el artista Álvaro Ramos Golderos, natural de Almagro -Ciudad Real-, con la obra titulada “Silla y Silencio”. Un óleo y acrílico sobre lienzo inspirado en una genialidad de Rafael “El Gallo” al comenzar una faena en la Feria de Abril de Sevilla.
La obra podrá ser concedida como premio a toreros en activo, retirados, así como a ganaderías, instituciones, conmemoración de efemérides o personalidades relacionadas con el mundo del toro, a modo del reconocimiento de la entidad sevillana a la más extensa escala de valores. ”El silencio en nuestra plaza es un sello inequívoco de identidad, símbolo del respeto profundo hacia el noble arte de la tauromaquia”.
El Circulo Taurino de Sevilla agradece la generosidad de todos los artistas que han tenido a bien presentar sus obras al concurso.
Sobre el artista
Álvaro Ramos Goderos expone en la sala Antonio Bienvenida de la Plaza de Toros de Las Ventas durante la Feria de San Isidro de 2024. La exposición supuso un cambio importante en su vida. Pinta desde el año 2007, y aunque ha tenido la fortuna de exponer en otros muchos rincones de la geografía española, el hacerlo en Madrid le ha descubierto ojos que aún no habían mirado su obra. Dice el artista que “si pintar es una forma más de expresión y la tauromaquia es mi pasión vital, no es extraño que fundamentalmente pinte todo aquello que huele a toros, a tauromaquia. Amo el realismo mucho menos que la indefinición, y siempre que puedo niego la técnica para ganar libertad. Cuando la cabeza me pide realismo, el corazón suele susurrarme que huya de ahí para tomar el sendero de la insinuación”.