OPINIÓN
El bien de Emilio, el bien de todos
Dos días quedan para la primera gran cita de la temporada taurina de 2022, la encerrona de Emilio de Justo en la plaza de toros de Las Ventas.
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Anda el toreo revolucionado con la encerrona de Emilio de Justo. De su conveniencia, de sus riegos, de la fecha, de los toros, de la entrada, de la tele... La polémica por un festejo, algo que habíamos perdido durante los años de la pandemia.
Sinceramente, creo que su apuesta, su momento y sus triunfos pasados merecen, de primeras, el reconocimiento de quien, sin necesitarlo, ha devuelto la pasión por una tarde de toros.
Emilio ha querido reivindicarse como debe hacerlo una máxima figura. En la principal plaza y con un gesto con visos de gesta. Seis toros escogidos sabiendo de los gustos de la afición de Madrid y buscando ganaderías en buen momento.
Otra cuestión ha sido cuando ha llegado el fielato veterinario y el sexteto inicial se ha descabalado. Algunos han querido ver algún intento de desestabilizar al torero y a su entorno y otros nos han acusado de no remar a favor de obra. Nada más lejos de la realidad y del trabajazo de Julio Martínez. Aquí, en COPE, solo hemos querido ejercer de lo que somos. Periodistas que ante la noticia hemos llamado a los protagonistas para contrastar datos e informar. Es lo que tiene la independencia. Ni tan buenos éramos por mediar para que el torero estuviese con Herrera el martes, ni tan malos por contar lo que ha ocurrido en los corrales el jueves. Los aciertos o torpezas de unos y otros solo retratan la realidad de quienes rodean al torero a día de hoy. Y ojo, que son precisamente los que han llevado a Emilio a disfrutar del estatus que posee actualmente. Las cosas como son.
Pero fuera de polémicas previas, lógicas en un festejo así, pienso que salga lo que salga por chiqueros, Emilio de Justo merecería de primeras que los aficionados y público en general respaldasen con una gran entrada su gesto de lidiar seis toros en Las Ventas. No podemos estar pidiendo que los toreros den un paso al frente y, cuando lo hacen, se queden sin el apoyo de los tendidos. Aunque bien sabemos que las redes sociales van por un camino y la realidad por otro.
No sé qué cambió en la cabeza de Emilio de Justo este invierno para que en sus planes haya entrado una encerrona como esta. Cuando nos visitó el pasado mes de octubre en El Albero, tanto en el programa como después fuera del estudio, nos negó insistentemente su idea de lidiar en solitario seis toros en Madrid este 2022.
Pero bendita la inquietud por seguir avanzando en la profesión, bendito el amor propio de un torero al que no terminan de invitar a sentarse con asiduidad a la mesa de los que mandan en esto. Las grandes figuras tienen en su hoja de servicios una encerrona en Madrid entre sus logros o sus fracasos.
Yo creo que Emilio tiene más que ganar que perder. Si sale cara la apuesta, su cotización subirá como la espuma y los que le niegan el pan y la sal se quedarán con menos argumentos para negar la evidencia. Y si no hay triunfo, aún le quedan a Emilio tres tardes en San Isidro para restañar las heridas que pueda dejar la encerrona. Su apuesta es fortísima, a la altura de muy pocos.
Lo que tengo claro es que el bien del torero será el bien de todos los que amamos la Fiesta. Y que para triunfar, hay que probar suerte. Y eso es lo que precisamente va a intentar Emilio de Justo.