1ª ALFARERO DE ORO
Chicharro salva la tarde y presenta su candidatura al 'Alfarero' de Villaseca
El madrileño corta dos orejas al sexto del Conde de Mayalde, que defraudó con un encierro de escasa casta y empuje.
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Fue en el sexto, cuando la tarde se despeñaba por culpa de una novillada del Conde de Mayalde tan desigual de hechuras como parecida por su comportamiento descastado y deslucido. Alejandro Chicharro aprovechó a ese sexto novillo para rescatar la primera novillada de Villaseca de la Sagra y presentar su candidatura para alzarse con el 'Alfarero de Oro'.
El utrero se movió con celo y humillación y el madrileño lo aprovechó para torear con ligazón, encaje y profundidad. Faena a más, que tuvo sus momentos más rotundos cuando Chicharro se echó la muleta a la zurda. Ahí explotó de verdad la faena y rompieron los tendidos con el de Miraflores de la Sierra. Una estocada algo trasera con mucha muerte le puso en bandeja el doble trofeo paseado ya con la noche echada sobre Villaseca.
Se afligió muy pronto el tercero tras una salida en la que embistió descolgado y con grandes dosis de clase al capote de Alejandro Chicharro. Pero el novillo no tuvo casta ni empuje y llegó a echarse mediado el trasteo de muleta hasta el dos ocasiones. De la segunda ya no se levantó.
No comenzó el Alfarero de Oro de Villaseca con buen pie al lidiarse un novillo muy flojo y deslucido del Conde de Mayalde al que tampoco se le hicieron bien las cosas en el tercio de varas. Muy firme y asentado se mostró Fabio Jiménez, templando y sacando algún natural de buen trazo. El conjunto no alcanzó grandes cotas artísticas y lo rubricó el riojano de media que necesitó de dos golpes de verduguillo.
El cuarto se movió sin gracia ni brío y Fabio se dio poca coba esta vez.
El primero del lote de Nek Romero fue un animal que no entraba por los ojos por su conformación de pitones. Embistió el del hierro toledano en el inicio de faena, donde el valenciano dejó varias tandas ligadas por el pitón derecho. Después todo se fue diluyendo. Novillo y novillero. Con la espada hubo un apagón importante.
El quinto fue un novillo manejable sin más, se dejó sin entrega ni transmisión al que Nek toreó con voluntad pero con poco réditos artísticos.