Emilio de Justo, amo y señor de Las Ventas

Suya es la temporada. La más rotunda, la más regular, la de los triunfos en las principales plazas y ante cualquier tipo de ganado. Emilio de Justo ha salido por segunda vez consecutiva a hombros en Las Ventas tras una faena emotiva en la que se metió al público de Madrid en el bolsillo a base de disposición y jugársela a carta cabal cuando fue necesario.

Llegó en el quinto, un toro enorme y basto de Domingo Hernández con más de seiscientos kilos y casi seis años de edad. El cuento de las hechuras, los kilos y los años tirado por tierra cuando hay casta verdadera.

El toro del hierro salmantino agradeció todo lo que se le hacía por bajo. Tras una salida sin definición, ‘Farolero’ rompió a bueno cuando Emilio le presentó la diestra en el inicio la faena. Se aplaudió lo bueno, que lo hubo y mucho, y también lo menos bueno. Faltó a veces temple y limpieza, pero todo lo suplía la ligazón y la firmeza de plantas del cacereño. La emoción prendía en los tendidos a medida que transcurría el trasteo y se desbordó en una tanda al natural plena de sentimiento y trazo rotundo. Una serie final, al natural a pies juntos, y unas trincherillas muy toreras terminaron de rendir a Las Ventas. La apoteosis llegó tras el estoconazo cobrado con verdad y pureza. Un volapié de libro que le puso en bandeja el doble trofeo.

Antes, en su primero, enlotó un animal de Garcigrande justo de raza y muy discontinuo en sus embestidas. Y como tal fue la faena de muleta. Algún muletazo tuvo buen trazo y eco en los tendidos. Pero todo entremezclado con otros más desaliñados.

Listo fue El Juli con la lidia del primero de Domingo Hernández. Un toro a su medida. Mansito, pero con posibilidades en el último tercio. Le cogió el aire Julián por ambos pitones. Alargando los viajes, liviano el compromiso en los embroques, pero rotunda la resolución de los muletazos. Faena medida, más técnica que pura. Pero con mucho eco en los tendidos. Y la estocada marca de la casa, saliéndose de la suerte, pero dejando la espada en buen lugar y la oreja como inapelable premio.

El cuarto de Garcigrande no regaló una embestida potable y buscó el bulto. Lo probó Julián, pero vistas las prestaciones del toro, optó por abreviar.

Juan Ortega se las vio con un primero que dijo muy poco en todos los tercios. Tampoco dijo nada el sevillano, con muchas precauciones en el tercio de muleta. Fue silenciado como mal menor.

Todo cambió en el sexto con la tarde lanzada tras el triunfo de Emilio. Sonaron palmas por bulerías antes de salir el de Domingo Hernández, al que Juan cuajó un par de verónicas de notable trazo. Después, con la muleta, hubo también temple y buen gusto en varios naturales preñados de esa innata torería y naturalidad que posee el sevillano. Las Ventas supo captar el buen toreo de Ortega, pero los aceros se llevaron la opción de premio tangible.

Madrid, sábado 2 de octubre de 2021. 3ª de Feria. Lleno de ‘No hay billetes’ sobre el aforo permitido.

Cuatro toros de Domingo Hernández y dos de Garcigrande (2º y 4º), bien presentados pero de muy desigualdades hechuras caras. Conjunto bajo de raza a excepción del encastado y completo quinto. También tuvo nobleza y clase el primero.

Julián López "El Juli", oreja y silencio.

Emilio de Justo, silencio tras aviso y dos orejas.

Juan Ortega, silencio y ovación tras aviso.