13ª DE ABONO

El Fandi, tan personal como emotivo

El granadino, oreja de un buen 'Fuenteymbro'

El Fandi con la oreja cortada este sábado en Sevilla

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Aún sigue sorprendiendo la aparente facilidad que se desprende de una forma de de banderillear que fluye sin esfuerzo. Las portentosas facultades físicas, el conocimiento de los terrenos, el vis a vis que mantiene con el toro, la fuerza concentrada, y esa manera valiente y espectacular de clavar, provocaron momentos pasionales cargados de intensidad. El Fandi ha vuelto a causar sensación con el tercio en el que basa una tauromaquia tan personal como emotiva para los que gustan de ella.

Y hoy lo ha demostrado en sus dos toros. Sobre todo con el sexto, el buen toro de Fuente Ymbro, cuyo comportamiento igualó a eso otro “de orejas” lidiado en primer lujar por Padilla. David Fandila, una vez más, fue capaz de mostrar cómo se ha de banderillear. Y así pudo con ellas hacer una suerte con tanta sencillez como verdad. Con tanta precisión y dominio como grandiosidad. Fueron tres pares de poder a poder con la puesta en escena final de parar al toro en los medios andándole para atrás. Y la gente, claro, en pié y echando humo las palmas.

Fue lo mejor del diestro de Granada que, antes ya había lucido al quitar por zapopinas rematadas con una larga de rodillas a una mano de la que salió con apuros. Sin duda, se entregó en una faena de muleta prologada con vibrantes muletazos diestros de rodillas para atemperar, después, embestidas con templados muletazos diestros. Bajó la intensidad en los intentos al natural para seguir alegre y bullidor con un toreo más para el contento que de calidad. Venida a menos las acometidas del morlaco acabó con suaves y relajados pases a derecha, el adorno del molinete y el pase por bajo. El estoconazo con el que finiquitó justificó la oreja que paseó.

Con el complicado, por encastado, tercero dejó muestras de suavidad y ritmo a la verónica. Contundente, ya quedó dicho, con las banderillas, y difícil le fue después corregir y aumentar el recorrido de unas acometidas dudosas, desafiantes y nada claras pese a sus ganas y oficio demostrado. La espada se hundió desprendida.

Un Padilla vital y obsesionado por el triunfo, caminó decidido a hincarse de rodillas delante de la puerta de chiqueros. La limpia portagayola fue fiel reflejo de valor, técnica y saber hacer. Esperó e hizo pasar al toro por donde tenía que pasar. Clavando banderillas con aparente facilidad inundó la plaza de alegría. Quiso, con el buen primer toro de Ricardo Gallardo, encastado, bravo y con clase en sus embestidas, mostrar un toreo atractivo y clarividente, quizá, perdiendo despaciosidad para ganar en ligazón. Trazó circulares completos, dibujó el natural y acabó con un circular invertido del agrado de una gente que le pidió con pasión un justo apéndice, tras la estocada, del mejor astado de la tarde. La vuelta al ruedo fue de clamor.

El cuarto mostró más genio que casta. Padilla expuso sus argumentos para conseguir hacerse con unas embestidas cambiantes, distraídas y peligrosas. Pero poco consiguió. De estocada acabó con él.

El toreo diestro de mano baja fue lo más destacado en la faena de El Cid al encastado, venido a menos, segundo “fuenteymbro”. Aunque más en términos de calidad que de cantidad. Aun así, la muestra jalonó los mejores momentos de una lidia que decayó con la izquierda y no volvió a coger altura con la derecha. Y si alguna virtud tuvo fue la brevedad. La espada se hundió tras pinchar antes en una banderilla.

Al manso quinto lo toreó despacio y con ritmo a la verónica para rematar lo hecho con media en los medios de nota. Por otra parte, al toreo diestro le imprimió temple con la derecha en una faena sólo de detalles. La ligazón no acabó de producirse y el toreo de izquierda no existió pese a la fe de El Cid por conseguirlo. Se entregó el diestro de Salteras, pero no el toro de Fuente Ymbro. Y aquí todo acabó..

Sevilla, sábado 21 de abril de 2018. 13ª de abono. Más de tres cuartos de plaza.

Toros de 

, serios y de bonitas hechuras. Bravo y con clase en sus embestidas, el primero; encastado venido a menos, el segundo; complicado con genio y sin recorrido, el tercero; manso y con peligro, el cuarto; manso, distraído y a su aire el quinto; encastado el buen sexto.

Juan José Padilla, de blanco y oro, vuelta y silencio.

El Cid, de tabaco y oro, silencio y silencio.

El Fandi, de malva y oro, silencio y oreja.

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