MADRID
Fogonazos al natural de Juan Mora y triunfo de Ureña y Galván en el festival de Chinchón
Lleno en los tendidos en un festejo en el que el novillero local Aitor Fernández también dio una vuelta al ruedo.
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Un gustazo disfrutar de un día de toros en Chichón. El marco, su gastronomía, el ambiente a toros que se respiró desde primera hora de la mañana. Además, el tiempo acompañó pese a que la hoja del calendario que caía hoy estaba más cerca de noviembre que del inicio del octubre que vivimos. Chinchón y su festival volvieron a llenar los tendidos de tan peculiar palenque al reclamo de los argumentos que anunciaba el cartel.
Abrió la función un novillo de escasas carnes y fuerzas de Cayetano Muñoz al que Juan Mora toreó con expresión y templanza, sobre todo por el pitón izquierdo. Algunos naturales resultaron de exquisito trazo y resolución. Se le jaleó al extremeño con fuerza desde los tendidos. Un pinchazo y una estocada dieron paso a un trofeo meritorio.
Paco Ureña se las vio con un notable ejemplar de José Vázquez al que le sacó su fondo de nobleza y calidad en una faena a más en el que cuajó dos buenas tandas en redondo muy mandonas como epílogo del trasteo. Dejó una estocada antes de ser recompensado con las dos orejas y la vuelta al ruedo al ejemplar del hierro madrileño.
Gustó mucho en Chinchón el concepto de David Galván, que se las vio con un ejemplar manejable de Domingo Hernández. El gaditano se explayó en un trasteo templado y de gran expresión estética. El conjunto lo coronó de un espadazo que tumbó al animal. Galván paseó las dos orejas.
Alejandro Mora lidió un ejemplar mermado de fortaleza tras su paso por el caballo. Labor esforzada con algún muletazo de mérito antes las condiciones del de Victoriano del Río.
El novillero local Aitor Fernández se mostró voluntarioso ante un notable ejemplar de Ginés Bartolomé, que embistió con repetición y transmisión. La faena, además, no tuvo buen colofón con la espada. Dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
Cerró el festival un novillo de Jandilla tan cuajado con desclasado y brusco. El también novillero local Álvaro Chinchón estuvo firme y solvente con él, pero no hubo resolución con los aceros y se tuvo que conformar con una ovación final.