7ª FERIA DE MÁLAGA

Fortes, el sueño de todo niño que quiere ser torero

El malagueño corta cuatro orejas además de caer herido en su segundo toro. Roca Rey corta dos orejas con el peor lote.

Saúl jiménez Fortes en su salida a hombros este martes en La Malagueta

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Fortes ha salido a hombros en Málaga después de cortar cuatro orejas, dos a su primer toro, un excelente animal de Núñez del Cuvillo premiado con la vuelta al ruedo, mientras que su compañero Roca Rey, ha tenido menor fortuna en el sorteo y ha cortado dos orejas al total de la tarde.

Y el sueño con el que soñaba aquel niño pequeño que mamó desde que nació el mundo de los toros, ¡se cumplió! Ese niño que tantas tardes ha visto la cruz de la fiesta, que el sistema quiere dejarlo fuera de juego, ese niño que soñaba con un toro bravo que le permitiera desarrollar el toreo más exquisito y puro sobre el albero de La Malagueta. Hoy, ese niño, ha visto como su sueño, se hacía realidad.

Para empezar a cumplir ese sueño se fue a porta gayola, a recibir a su primer toro de la tarde, un animal de Núñez del Cuvillo de buenas hechuras, bonito y con cara de embestir. Y así fue, la larga cambiada salió bien e inmediatamente le enjaretó unas verónicas pero el de Cuvillo iba a salir suelto. Saúl se vino al tercio y aquí le brindó un ramillete de verónicas de dulce, echando los vuelos del capote y lanceándolo muy lentamente.

Brindó al público y se puso de rodillas en el centro del ruedo, con la muleta como el cartucho de pescao de Pepe Luís Vázquez, y empezó a torear la maravillosa embestida del Cuvillo. ¿Qué torero no sueña con un toro así?, imposible, por una vez le tocó a Fortes. Lo toreó a placer, cruzándose, en el sitio que cogen los toros, sobre ambas manos, los naturales eran largos, templando la muy buena embestida, gustándose, gustando y levantando al personal de los asientos.

El cambio de mano fue espectacular y el toro espléndido, quería comerse la muleta, con la cara humillada todo el rato. Con la última tanda sobre la mano derecha rugió La Malagueta, bajó mucho la mano y lo llevó atrás de la cadera. Llegó la estocada y La Malagueta se cubrió de pañuelos blancos pidiendo las dos orejas.

La tarde no acababa ahí, quedaban dos toros, había que seguir y salió el de Jandilla, otro bonito toro con el que Fortes volvió a deleitarnos por verónicas de manos bajas, meciendo el capote, templando la fuerte embestida del animal.

Al caballo lo llevó por chicuelinas al paso, tranquilo, con gusto, con temple. Brindó la faena a Julián López "El Juli", que se encontraba en el callejón de la plaza, y el malagueño se fue a los medios para comenzar con manoletinas de perfil, la primera fue ajustada y en la segunda? llegó lo que nadie queríamos, la voltereta. Después de unos primeros momentos de incertidumbre, ni se miró y se fue a la cara del toro para seguir creando arte.

Cogió la muleta con la mano derecha y, a pesar de que el toro era menos franco en su embestida, le bajó la mano y lo llevaba atrás de la cadera. Así una serie tras otra, con gusto, personalidad, pureza y exquisitez. Cuando se echó la muleta a la mano izquierda, cada natural era un cartel de toros. La pena es que el animal se acabó muy pronto, después de un pinchazo, incluso se echó antes de recetarle la estocada Fortes.

Quedaba el último puerto, el quinto toro de la tarde, de Daniel Ruiz que salió a sustituir a su hermano que previamente se había partido el pitón en su encuentro con el caballo. Este no le permitió estirarse con el capote, tuvo que salirse hacia fuera bajando mucho las manos.

Brindó a su compañero Roca Rey y comenzó la faena de muleta por alto para inmediatamente coger la mano derecha y dejarle la franela en la cara y tirar de él, de adelante a atrás, bajando la mano y templando la embestida, el toro no veía otra cosa que no fuera muleta.

No era fácil el de Daniel Ruiz, en cuanto no se le cogía la velocidad derrotaba a la muleta pero Fortes enseguida lo corrigió y cuando se echó la muleta a la mano izquierda, los naturales se dibujaban sobre el albero, daba igual que fueran de uno en uno, la belleza era sublime. La última tanda por el derecho, en corto, de frente y por derecho.

El peruano Roca Rey no pudo terminar de estirarse a la verónica con su primer toro, un animal de Núñez del Cuvillo que no recordaba en mucho a su hermano. Si bien galopaba, la clase en su embestida no era la misma.

Después del paso por el caballo, Fortes le realizó un quite de tres chicuelinas muy ajustadas y una larga. Ya en la faena de muleta nunca terminó de humillar, siempre con la cara a media altura. Andrés lo intentó sobre ambos pitones pero estaba muy parado, los naturales tenían que ser de uno en uno. Al final, Roca terminó metiéndose entre los pitones.

En su segundo toro, cuarto de la tarde, hizo un quite con el capote después del paso del toro por el caballo por tafalleras. Comenzó por alto para continuar con la mano derecha pero al animal le cuesta mucho embestir, le tiene que dar los toques muy fuertes para provocarlo. Con la izquierda, tienen que ser de uno en uno, aun así, el animal salía distraído. Acabó metiéndose entre los pitones y sacando varios circulares por la espalda.

Se le vio algo más dispuesto al peruano en el sexto que brindó al público. Esperó al de Jandilla en el centro del ruedo para instrumentarle hasta cinco pases cambiados por la espalda y uno de pecho. No era toro para triunfo pero Andrés lo intentó, lo malo fueron los muchos enganchones que hubo a lo largo de la faena que emborronaron el conjunto. Una muy buena estocada hizo que el público le pidiera con mucha fuerza la oreja.

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