SEVILLA
García Navarrete encontró la manera de mostrar su toreo
García Navarrete paseó la única oreja de la descastada novillada de López Gibaja. Daniel de la Fuente dio una vuelta al ruedo.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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A base de dejarle el engaño siempre delante de la cara consiguió lo que pretendía, que el novillo no se le fuera de la tela. Y además dejó patente su buen hacer para darle credibilidad a un concepto con el que denotó la calidad clásica de las formas. Un toreo bien definido y con el añadido de una técnica muy bien empleada. Es cierto que la faena al manso y descastado, aunque repetidor, cuarto tuvo sus altibajos. Que las cambiantes embestidas provocaron una intermitencia no deseada. Pero, García Navarrete, supo encontrar la manera de dejar la muestra de un toreo bien definido.
Toreó con la izquierda despacio, aunque con esa habitual tendencia, que casi todos muestran, de desplazar embestidas para afuera. El jienense, además, supo hilvanar en los medios notables muletazos diestros, para acabar genuflexo con la izquierda antes de dejar hundido el acero. Le pedieron la oreja que el palco bien tuvo en conceder.
Al primero, noble, aunque de sosas embestidas sin humillar, lo toreó suave con la diestra en un prólogo esperanzador que se diluyó, después, en vanos intentos sin pizca de emotividad. Pinchó antes de introducir la espada y, tras el arrastre, decidió por su cuenta salir al tercio a saludar.
Carlos Ochoa es torero de buen gusto, y posee elegancia en unas formas tan interesantes como expresivas. Así lo quiso hacer con el segundo, un utrero que repitió en los engaños con escasa clase y sobrado de nobleza. Lo mejor lo hizo con la izquierda para trazar el natural de mano baja con el que supo imprimir a su toreo sencillez y precisión. Vino a menos el toreo diestro y también se le atascaron los aceros.
Tampoco humilló el descastado quinto. El madrileño le obligó bajándole la mano pero no hubo maneras de argumentar faena. Ni con la izquierda ni con la derecha. A la defensiva acabó el utrero al que pinchó y tumbó de una estocada.
Daniel de la Fuente debutó con picadores como premio al ganador de la última edición de novilladas de promoción en esta plaza. Y lo hizo con dignidad. E incluso toreó despacio, ligado y con mucho gusto al tercero, el mejor utrero de la descastada novillada de Antonio López Gibaja. La dulzura del trazo fue lo más relevante de una faena en la que encontró la manera ideal para hacerlo al natural. Fueron sólo tres, hondos, hilvanados y rematados con el obligado de pecho, con los que quiso reivindicarse bien secundado por un público que lo supo entender de inmediato. Tras matar mal, su gente, le obligó a dar la vuelta al ruedo.
El sexto ni humilló ni tuvo clase en sus acometidas. Le enganchó las telas con mal estilo y todo quedó en nula porfía. Tras pinchar y descabellar le ovacionaron los intentos de agradar.
Sevilla, jueves 14 de junio de 2018. 5ª novillada de abono. Media plaza
Novillos de
, aceptables de presentación, nobles, sosos y descastados. Sin clases en sus acometidas el primero; repetidor sin estilo el segundo; noble de buen pitón izquierdo el tercero; manso y descastado el cuarto; descastado y sin humillar el quinto; complicado el sexto.
García Navarrete, saludos y oreja
Carlos Ochoa, saludos y silencio.
Daniel de la Fuente, vuelta al ruedo tras aviso y saludos