Los hijos del recordado ganadero Domingo Hernández emprenden caminos separados. Los hierros de Garcigrande y Domingo Hernández, creador por el ganadero fuenlabreño, comienzan su trayectoria en solitario, según informa mundotoro.com.
Pese a la muerte en febrero de 2018 de Domingo Hernández, sus hijos Justo y Concha habían manejado ambos hierros de manera conjunta. Pero ahora, han tomado la decisión de separar ambos hierros y propiedades para, tras un sorteo, llevar cada ganadería por separado.
Así, el hierro de Garcigrande y la finca del mismo nombre ubicada en Alaraz (Salamanca) pasan a manos de Justo Hernández, mientras su hermana Conchi será la responsable del hierro de Domingo Hernández junto a la finca Traguntía, situada en la localidad también salmantina de Pozos de Hinojo.
En declaraciones a mundotoro, Justo Hernández explica que "hasta ahora, mi hermana y yo hemos estado siempre juntos, atando poco a poco las cosas hasta que finalmente hemos dado el paso de dividir la ganadería cuando hemos visto o pensado que era el mejor momento".
Conchi Hernández, por su parte, a través del perfil de la ganadería de Domingo Hernández en Instagram, se despedía de la finca matriz dando "gracias a Dios por dejarme vivir tanto. Solo me quedan sus recuerdos y unas piedras que nunca borrarán mis huellas. Puedo decir adiós Garcigrande pero solo me sale decirte Gracias Garci-Grande".
Ver esta publicación en Instagram Gracias Garcigrande No se puede tener un nombre más bonito, Garcigrande. Solo puedo dar gracias a Dios por los años allí vividos. Con intensidad, con alegrías y tristezas, con risas y llantos, todo cuanto conlleva una vida. Allí lo tuve todo. Mis primeros años con mi abuelo, quien hizo el mejor regalo de su vida a mamá. Como ella siempre dice es su tercer hijo. Lo que más fuerza le da. La lucha y el trabajo sin descanso de mis padres. Siendo jovencísimos, se responsabilizaron y sacaron adelante una tierra hermosa y consiguieron llenarla de toros bravos avanzando cada día un poco más. Tanto monta, monta tanto..... mis padres fueron ejemplo de dedicación, lucha, unión y confianza mutua. En Garcigrande dejó recuerdos de niña con mi hermano, con mis primos y con amigos que hemos compartido horas de juegos que se quedaron cortas para todo lo que hubiéramos necesitado. Andar por la paredes de piedra, correr en bicicleta por tus caminos, alborotar el gallinero, encerrar los marranos en la plaza de toros y no engordaban un gramo de las carreras que les dábamos. Mil millones de horas escondidos, cientos de picotazos de avispas. Miles de regañinas y que acababan en una gran paliza. Rodar por las cuestas abajo y beber en cualquier riachuelo por el que corría el agua. Una piscina llena de niños y madres, y un charco gigante que servía de piscina en invierno, sobre todo a Maite. Ladis y Julia eran los abuelos de todos. Unos viejitos que forman parte de la finca. Porque para mí siempre será la finca, la de todos, el sitio que mis padres abrieron a sus amigos y familiares para llenarse de vivencias y recuerdos que nunca podrán borrarse. No terminaría nunca de recordar mil historias, mi historia y la de los míos. Nadie me quitó lo que nunca fue mío. De allí salí con mi padre su última vez para partir de este mundo. Eso si fue doloroso. Ya no tendré todo, porque abuelo Pichorronco y papá no están. Y es la vida que se va y no vuelve nunca más. Pero dar gracias a Dios por dejarme vivir tanto. Solo me quedan sus recuerdos y unas piedras que nunca borrarán mis huellas. Puedo decir adiós Garcigrande pero solo me sale decirte Gracias Garci-Grande. Bendita sea. Una publicación compartida de Ganaderia Domingo Hernández (@domingohernandezganaderia) el 7 Nov, 2020 a las 4:22 PST