SANTANDER

Un gran lote de ‘adolfos’ para un Cid sin espada

El diestro sevillano sorteó un primero enclasado y al encastado cuarto. A ambos los pinchó.

Manuel Jesús El Cid con el primer toro de Adolfo Martín lidiado este miércoles en Santander

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Un año después el destino unía en Santander los nombres de Adolfo Martín y El Cid. “Madroñito” en el recuerdo y en dos azulejos que luce el coso de Cuatro Caminos recordando el indulto de un toro de ensueño. Por la tarde, sin llegar a las cotas de aquel cárdeno, El Cid ha vuelto a encontrarse con dos notables toros del hierro cacereño.

El primero fue "Borrador", un abreplaza que mostró su clase desde que El Cid se abrió de capote. Humillado el viaje, entregado en las telas. Algo que siguió haciendo tras el tercio de varas y el de banderillas. Le echaba la muleta el de Salteras y el toro la tomaba con profundidad y este temple del Saltillo mexicano. Hubo dos tandas por el pitón izquierdo con ritmo y encaje. A derechas todo empezó a torcerse y la intensidad inicial ya no se retomó. Todo fue a menos. Toro y faena. Dos pinchazos antes de la estocada final dejaron todo en un silencio para El Cid. "Borrador" se llevó unas palmas en su arrastre.

Para completar un lote notable, El Cid se encontró con "Horquillero", un toro que empujón con bríos en el caballo y que llegó al tercio de muleta embistiendo con transmisión y prontitud. Mejor siempre que Manuel le obligó por abajo. Al natural llegaron de nuevo los pasajes más conjuntados del trasteo, pero sin terminar de apostar por la ligazón. Tuvo duración el de Adolfo además. Pero tres pinchazos y una casi entera atravesada alejaron a El Cid de puntuar.

Paco Ureña llegó a Santander después de la  brutal paliza recibida en Valencia el pasado sábado. Un apósito en la frente y tres costillas rotas como señales de guerra. El primer toro de Adolfo del lote del murciano fue un ejemplar que tendió siempre a quedarse en las zapatillas. Reponía mucho entre pase y pase. Solo al principio del trasteo pudo alargar los viajes del toro. Después ya sabía dónde se quedaba el de luces y buscaba. De una estocada de buena factura se lo quitó de en medio.

El quinto traía unas hechuras muy armónicas. Tuvo como virtud la humillación. Como lastre, la falta de casta y su sosería. Ureña firmó una faena solvente pero escasa de alma. Sumó muchos muletazos, pero al conjunto le faltó unidad y continuidad. Lo avió de una estocada contraria.

Muy en tipo salió el primero de lote de José Garrido. Tuvo movilidad en los primeros tercios y humilló al llegar al peto en el único puyazo que tomó. La primera tanda a derechas tuvo firmeza de plantas y buen trazo. Pero en la siguiente el toro comenzó a medir más. Tocaba fuerte Garrido para provocar al toro, pero éste nunca iba más allá del tercer muletazo. Lo liquidó de un espadazo caído tras un pinchazo. 

Con las esperanzas ya bajo mínimos salió un sexto que sirvió para poco. De escaso recorrido el de Adolfo y de nuevo voluntad y firmeza sin recompensa de Garrido. Tras cazar al toro de una casi entera perpendicular, se atascó con le descabello.

Santander, miércoles 26 de julio de 2017. 4ª de Feria. Dos tercios largos de plaza.

Toros de 

, bien presentados, serios de cabeza aunque de desiguales hechuras. Los mejores, el noble y enclasado el primero y encastado y completo cuarto, ambos ovacionados en el arrastre. El resto, sin terminar de romper.

Manuel Jesús "El Cid", silencio y saludos tras aviso.

Paco Ureña, silencio y silencio.

José Garrido, saludos tras aviso y silencio.

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