Gusta Emilio de Justo y Ferrera puntúa con una completa y encastada ‘victorinada’

Ganó a los puntos. La corrida de Victorino Martín dio muchas más opciones que las que marca el marcador final del sexto festejo de abono en Sevilla. Con la cumbre del gran “Petrolero” que se lidió en cuarto lugar, el encierro de la ‘A coronada’ conjugó la casta la y la nobleza en varios de sus ejemplares. Victorino se reivindicó tras un inicio de temporada en el que no le habían rodado las cosas.

Abrió plaza en toro de Victorino muy encastado en todos los tercios. Bravo en los dos puyazos que tomó y en el de banderillas humilló con codicia a los capotes. Antonio Ferrera estuvo centrado en el primer tramo de faena. Llevándolo largo y hasta el final. Al natural no terminó de obligarlo por abajo y el toro repuso más. No hubo entendimiento entre alturas y las distancias que pedía el de Victorino. Tiró la ayuda para firmar una tanda donde alternó redondos y naturales que elevaron el pulso del trasteo. Un pinchazo y una estocada dejaron todo en una ovación de reconocimiento.

Hasta la puerta de chiqueros se fue Manuel Escribano para recibir a su primer toro. Larga la espera hasta que salió el cárdeno de Victorino y corto el viaje del toro nada más pasar la jurisdicción del capote del sevillano. A la verónica, él animal ya cantó que su pitón más potable iba a ser el izquierdo. Tras un tercio de banderillas de grandes facultades, Escribano se mostró firme y dispuesto pese a las complicaciones y exigencias del toro. Al natural le robó algún muletazo de mérito. A derechas le avisó en un par de ocasiones hasta que llegó el derrote certero al quedarse corto en su embestida. Rota la taleguilla, milagrosamente no caló el pitón en el muslo del torero. Un pinchazo y una estocada certera tumbaron al toro. La ovación fue para el torero.

Emilio de Justo cayó de pie en su presentación como matador de toros en Sevilla. El tercero, muy entipado, fue un ejemplar de escasa fijeza en los cites. Pero cuando rompía hacia adelante humillaba e iba hasta el final. Así llegaron dos tandas de rotundo trazo en redondo. Si bien, la cima de la faena del cacereño fue una serie al natural. Serie de lanzar la moneda al aire al esperar las embestidas del toro cuando a mitad del muletazo decidía éste si seguir la tela o irse al cuerpo del torero. El toque exacto a tiempo y la largura del muletazo hicieron crujir a la plaza. Y todo con el viento a la contra. Una coda final a pies juntos por ese mismo lado pusieron colofón a una faena que no tuvo refrendo con la espada. Dos pinchazos previos a la estocada definitiva dejaron a Emilio sin premio tangible.

Con “Petrolero” subió la nota media de la corrida de Victorino. Por trapío y comportamiento. Un gran toro de principio a fin. Su bravura seca en el caballo vino después acompañada de una humillación y una profundidad bárbara en el último tercio. Ferrera hilvanó una faena con demasiados altibajos. Hubo más conjunción en el inicio de faena a derechas. Pero todo comenzó a desdibujarse con un desarme. Le perdonó la banda de Tejera, que retomó el pasodoble cuando volvió a coger la pañosa. La zurda nos la mostró demasiado tarde. Y aún así el toro siguió hasta el final en su viaje. Una estocada caída dio paso a una petición de oreja que fue mayoritaria. El de Victorino se fue al desolladero con otra colgando.

De nuevo se fue hasta el tercio Manuel Escribano para recibir a portagayola al quinto. Un toro que enseñaba las puntas y que tuvo como virtud la movilidad y como pero su falta de humillación. Escribano estuvo más apagado esta vez. Ni certero con las banderillas ni mandón con la muleta. Dio mucho pases, pero sin obligar nunca por abajo al cárdeno de Victorino. La gente terminó por tomar partido por el toro, sin que tampoco lo mereciese el animal. Con el torero las opiniones se dividieron.

El sexto sobrepasó los seiscientos kilos. Alto y largo como él solo. Se gustó Emilio de Justo en un saludo a la verónica genuflexo. Y las dos medias con la que lo cerró. Empujó en el caballo el toro, pero le picaron muy trasero. Tras salir del peto ya evidenció su falta de clase y entrega en los engaños. Emilio lo consintió mucho al principio. Por el pitón derecho. Pero el toro no rompía. Fue al natural ya mediado el trasteo cuando, muy de verdad en su colocación, le pegó varios naturales de largo y templado trazo. La plaza lo estaba deseando y le jalearon. Pero el de Victorino puso el freno de mano cuando insistió el torero por el mismo palo. Una estocada caída y una fuerte ovación más allá del tercio dieron por terminada la función 

Sevilla, sábado 4 de mayo de 2019. Sexta de abono. Casi lleno.

Toros de 

, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Conjunto encastado y de buen juego en líneas generales. El mejor, el bravo cuarto, de gran profundidad en sus embestidas.

Antonio Ferrera, saludos y oreja.

Manuel Escribano, saludos tras aviso y división de opiniones.

Emilio de Justo, saludos y saludos tras aviso.