PAMPLONA

Gusto de Ferrera y trazo de Talavante sin espada

Talavante corta una oreja en una corrida en la que Ferrera firmó una gran faena que no tuvo rúbrica con los aceros.

Trincherilla de Antonio Ferrera durante la faena al cuarto toro de Núñez del Cuvillo en Pamplona

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Poca historia tuvo la lidia del primer toro de Cuvillo. No rompió ni humilló nunca el toro y Antonio Ferrera, además de banderillear con facultades, se mostró solvente y robando algún muletazo cuando el toro lo permitió. 

La primera oreja de la tarde la paseó Alejandro Talavante del noble segundo, un toro que rompió a embestir con buen son especialmente por el pitón izquierdo. Por este lado se explayó el extremeño en un par de tandas de atalonada planta y expresión en la composición. Corrió la mano con mando y limpieza. A derechas el toro se movió más desordenado y hubo menos conjunción, por ello volvió Talavante a la zurda en un final de faena a menos. No importó que la espada cayese baja. Fue fulminante y eso en Pamplona es sinónimo de trofeo. Liviano, eso sí.

El tercero de Cuvillo dio pocas opciones a Ginés Marín. Éste fue un ejemplar con más genio que entrega y verdadera casta. Se movió, pero sin fijeza ni humillación. Era complicado templar y hacer pasar al toro. Lo despachó Ginés de un bajonazo.

El cuarto fue el mejor toro del sexteto del hierro gaditano. Tuvo ritmo y transmisión en sus embestidas. Ferrera, tras banderillear con ciertos apuros, dominó esa embestida a base de pulso y a quedarse en el sitio para la ligazón. Notables fueron las dos primeras tandas al natural. Rotundas de principio a fin. En redondo el extremeño mantuvo el nivel y al final de faena llegó a incluso a correr la mano con relajo y expresión. Es susto llegó tras un pinchazo hondo. Al intentar descabellar el toro arrolló al torero y lo lanzó por los aires. El pitón no caló por la entrepierna pero el golpe contra la arena fue brutal. Pese al KO técnico, Ferrera pudo volver a la cara del animal para atronarlo definitivamente. La vuelta al ruedo recompensó con fuerza lo realizado.

Los mejores muletazos de Talavante llegaron en el quinto. El de Cuvillo respondió al mando del torero embistiendo con profundidad y entrega. Talavante gustó y se gustó. Hubo ajuste, ritmo y trazo en varias tandas al natural de gran nivel. Lo tenía en la mano. Pero el triunfo se escapó por culpa de un apagón total con la espada. 

El sexto fue el toro de menor trapío de lo que llevamos de Feria y, teniendo como último plato a Miura, es más que probable que se quede con este dudoso mérito. Además, su anatomía ya hacía ver que sin cuello iba a ser complicada la humillación. Y así pasó. Si a esa condición le sumamos su falta de raza, la faena de muleta de Ginés Marín no pasó de afanosa. Lo intentó por ambos pitones. Pero era un pozo demasiado seco como para sacar agua.

Pamplona, jueves 13 de julio de 2017. 9ª de Feria. Lleno.

Toros de 

, muy desiguales de presentación. Los hubo cuajados y serios de cabeza junto a un sexto de pobre trapío. De juego también desigual. Mejores segundo, cuarto y quinto.

Antonio Ferrera, silencio y vuelta.

Alejandro Talavante, oreja y silencio tras dos avisos.

Ginés Marín, silencio y silencio.

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