#SANISIDROCOPE

Hubo grises para más, pero menos de los que algunos quisieron ver

La corrida de La Quinta que abrió este martes la Feria de San Isidro tuvo más movilidad que entrega en muchos casos. Pinar y Cortés, ovacionados.

Inicio de faena de Rubén Pinar al cuarto toro de La Quinta, el mejor ejemplar de la tarde

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Este invierno en El Albero de COPE.es, Rafael García Garrido, mandamás de Plaza 1, deseaba un San Isidro 2019 sin lluvia y sin frío. Sus deseos fueron órdenes para el cielo madrileño. Este 14 de mayo recordó por momentos al verano tórrido madrileño. 

Quien no respondió al llamado del comienzo de San Isidro pese al buen tiempo fue el público. Media plaza escasa. La corrida de La Quinta estuvo muy atacada de kilos. Aún así, hubo varios toros de provecho. Apunten segundo y tercero con matices y sobre todo el cuarto. Quizá algunos vieron más, pero no fue el caso.

Abrió plaza y feria 'Malastardes', 588 kilos de toro que evidenció nobleza en los primeros compases de su lidia y también una clara falta de fuerzas. Rubén Pinar se fue hasta el tunel de la enfermería para brindar su toro al doctor García Padrós. La cornada en el último Día de la Hispanidad en el recuerdo del torero albaceteño y el detalle como agradecimiento. El de La Quinta se movió de manera muy sosa. Le costaba cada vez más mover su tonelaje. Pinar se enredó en una faena de escaso relieve. Mucho pase sin decir nada en ningún momento. Un pinchazo y una estocada rinconera dieron por acabado el primer acto del festejo.

621 kilos anunció la tablilla antes de ver aparecer por chiqueros a 'Bailaor', con unas hechuras muy alejadas del fenotipo santacolomeño. El saludo capotero de Javier Cortés fue creciendo hasta la media acinturada con la que lo abrochó. Se picó mal por traseros los dos puyazos que recibió el de La Quinta antes de que Abraham Neiro se la jugase en dos pares de banderillas de poder a poder. Cortés inició su trasteo por el pitón derecho. Cambió pronto de idea tras dos coladas infernales. Al natural el toro era más claro y por ahí se asentó el de Getafe. Fiel a su concepto puro, hubo varios muletazos de notable trazo. Todo con el pero de que al toro le gustaba salirse del carril de la embestida cabal. Retomó la diestra y el tono se perdió en parte. La espada viajó trasera y caída pero tuvo mucha muerte. Tanto el toro como el torero se repartieron la ovación de los tendidos.

Hasta la puerta de chiqueros se fue Thomas Dufau como muestra de intenciones. Le pasaron a centrímetros de las hombreras los astifinos pitones de pupilo de Álvaro Martínez Conradi. El toro se arrancó de largo en el primer puyazo, pero una vara trasera pareció lesionarle. Mal medido el castigo por parte del francés y su piquero. Tuvo casta el de La Quinta en el último tercio, demandando una muleta poderosa que no afloró durante la primera mitad del trasteo de Dufau. Demasiada ligereza y poco mando tanto en redondo como al natural. A partir de la cuarta tanda al toro se le acabó el depósito de la gasolina. Lo finiquitó de dos pinchazos y una estocada trasera.

Al cuarto de La Quinta se le censuró en los primeros tercios su falta de fortaleza. Un espejismo. El cárdeno se vino arriba y embistió con nobleza y ritmo a la muleta de Pinar. Le faltó humillar un punto más al toro, pero el albaceteño estuvo listo para ligar con suficiencia por el pitón derecho. A izquierdas surgió un natural largo y profundo dentro de una tanda que tuvo menor conjunción. Volvió a la diestra, más liviano en el cite y en la colocación. Y eso en Madrid canta como algunos de lo recordaron. Las manoletinas finales dieron paso a un metisaca previo a una estocada entera en buen sitio. La ovación final al toro fue merecida. Para el torero, los tendidos se dividieron cuando salió a saludar.

Se ovacionó de salida a quinto, une recordó las hechuras más asaltilladas del encaste Santa Coloma, por expresión y viveza en su salida al ruedo. Derribó en el primer encuentro y se arrancó con brío y entrega en el siguiente encuentro con un Juan Francisco Peña que firmó un gran puyazo. Se le quiso poner de nuevo al caballo casi desde el centro del platillo pero el toro ya dijo que nones. Fue generoso Javier Cortés después. Dio distancia al animal y este se venía y embestía más con la inercia del viaje que queriendo empujar los engaños hacia adelante con verdadera entrega. Sin embargo, esa movilidad y la disposición firme del torero hicieron concebir unas esperanzas que se fueron diluyendo poco a poco. Algunos quisieron ver más toro del que hubo en el ruedo. El diestro madrileño se atascó con los aceros después.

El sexto fue un zambombo que sobrepasó los seiscientos kilos en la báscula, sin cuello ni fuelle para mover tanta carrocería. La tarde ya iba cuesta abajo y Dufau no pudo remontar ni la condición del toro ni el ambiente de la tarde.

Madrid, martes 14 de mayo de 2019. 1ª de Feria. Un tercio de plaza.

Toros de 

, bien presentados pese a sus desiguales hechuras y tipos. Soso el primero; manejable el segundo; un tercero encastado aunque lastimado en varas; noble y buen juego el cuarto, ovacionado; con movilidad pero sin entrega el quinto; y un sexto descastado y deslucido.

Rubén Pinar, silencio y división al saludar.

Javier Cortés, saludos y silencio tras aviso.

Thomas Dufau, silencio y silencio.

Herrera en COPE

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