SEVILLA

Isaac Fonseca, auténtico y distinto

El mexicano cortó dos orejas al sexto novillo de la desigual novillada de Núñez de Tarifa. Jorge Martínez dio dos vueltas al ruedo.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Lo imprevisible de la lidia, la forma de poderle a unas complicadas embestidas, cautivaron a un público entregado. Muy seguro y con enorme valentía no cedió ni un ápice de terreno hasta conseguir doblegar las difíciles acometidas cuando la raza impera. Su concepto viajó por la intrahistoria del valor que, por ello, no dejó de resultar interesante en un toreo que supo transformar en emoción, revelando una forma de hacerlo y decirlo que engrandeció su actitud. Y es que, Isaac Fonseca, encontró en las complejas y bravas embestidas del sexto de Núñez de Tarifa terreno propicio para forjar una faena, densa, concisa, emotiva y con una sugerente mezcla de arresto y ambición.

Faena que fue de esas que ilustran el valor. Valor que se fundió con la pulcritud de un toreo, de por sí complicado dada la exigente acometida, con el que acabó convenciendo y enloqueciendo a la gente. El novillero mexicano exhibió su ambición para manejarse con soltura en esas largas cambiadas de hinojos delante del portón de toriles. Después, aunque sus formas no cultivan las calidades sedosas y aterciopeladas del “artista” sí mostraron matices incisivos y penetrantes que le hacen ser un torero autentico y distinto. Con habilidad supo hacerse dueño y señor de la lidia hasta conseguir profundos muletazos, ora con la derecha, ora con la izquierda, hilvanando series sin solución de continuidad. Los cambios de manos y los de pecho demostraron claridad de ideas, intensidad en la lidia y un ritmo incisivo en el natural que entró por derecho propio en la gente.

Con sobriedad y sin efectismos mantuvo el tipo, el rigor y el vigor de un trasteo que ganaba intensidad mientras se aproximaba un final epilogado con ayudados por alto y por bajo que pusieron colofón a una obra resuelta de manera contundente con la espada. Las dos orejas no se hicieron esperar.

Fue lo más destacado de una tarde que trascurría por los derroteros de la sosería de un ganado de escasa casta y acostumbrada nobleza. Utreros a la defensiva, sin humillar, mansos y, además de muy desigual presentación y hechuras. No fue buena la novillada de Núñez de Tarifa. Pese a ello, quiso y no pudo el mexicano con el distraído y complicado tercero. Meció el capote con despaciosidad y supo mandar la compleja embestida hasta conseguir trazar algún que otro notable natural. Finalizo la lidia con ajustadas bernardinas y con una espada que fue un cañón. Es para volverlo a ver.

Al noble segundo le faltó empuje. El mínimo para que Jorge Martínez hubiese intuido lo mejor de su toreo. Lo atisbó a la verónica de manera emotiva. Unos lances que alcanzaron su epicentro en la equilibrada simbiosis entre la despaciosidad y el ritmo. La media fue de lujo. La faena, versión rigurosa y fiel a su clásico concepto, pero no alcanzó la intensidad ni el apasionamiento deseado. Demasiado desigual en su totalidad. Hundió la espada y se marcó una vuelta al ruedo tras una leve petición.

Tampoco pudo conseguir su deseo con el noble y a la defensiva quinto novillo. Un soso animal al que toreó genuflexo en un esperanzador comienzo de faena que fue perdiendo intensidad en el transcurso de la lidia. No obstante, sobresalieron hondos muletazos diestros y aislados naturales de categoría superior. La desigualdad del trasteo acabó con fallo de aceros. La vuelta al ruedo resultó excesiva.

A Manolo Vázquez se le esperaba con ilusión. Su toreo, extremadamente sensible, es deseado por el sólo placer de la naturalidad de su concepto. Un toreo que se le atisba la calidad suficiente para que trascienda, pero que necesita de unas embestidas muy especiales para que así sea. El novillero de dinastía ya dejó muestras con su peculiar capote, e igual lo hizo en el trazo del natural. Detalles, sólo detalles, ante un novillo, el primero, soso, noble y sin humillar.

Parecida circunstancia tuvo la lidia del cuarto. Un utrero que iba y venía con nobleza cansina. El sevillano hizo un gran esfuerzo por agradar. Y pese a su inseguridad dejó muestras de un toreo de buen gusto y excelsos detalles. Con la espada estuvo muy mal.

Sevilla, domingo 22 de mayo de 2022. 15ª de abono. Menos de media plaza.

Novillos de Núñez de Tarifa, desiguales de presentación y hechuras. Noble sin humillar, el primero; soso y sin empuje, el segundo; complicado, distraído y a su aire, el tercero; noble y sin calidad, el cuarto; complicado y transmitiendo, el quinto; noble y bravo, el sexto.

Manolo Vázquez, silencio y silencio tras aviso.

Jorge Martínez, vuelta al ruedo y vuelta al ruedo.

Isaac Fonseca, saludos y dos orejas.

Incidencias: Se guardó un minuto de silencio en memoria del recientemente fallecido Miguel Báez “Litri”.

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