Jaime González-Écija, triunfador del Circuito de Novilladas de Andalucía

La fuerte ovación que se llevaron de salida varios de los novillos de Guadalmena venía a contrastar con el ínfimo trapío visto en las dos corridas de toros de la Reconstrucción vividas en esta misma plaza de Úbeda, figuras mediante. Como siempre en esto del toro, el mundo al revés.

Y es que el encierro del hierro jienense, además de buenas hechuras, trajo una seriedad que dotó de importancia al festejo. Después, los de Guadalmena no respondieron con su juego a la fachada.

La final de este Certamen de Novilladas organizado por la Junta de Andalucía y la Fundación del Toro de Lidia también trajo sus polémicas iniciales. Pero todo se ha ido corrigiendo y hay que alabar que ambas instituciones se embarcasen en proyecto como este con el fin de reflotar unas novilladas que en los últimos años habían casi desaparecido de esta región. Ojalá sea el inicio de algo duradero en el tiempo.

La final comenzó con un novillo tan noble como falto de empuje con el que Emilio Silvera levantó un trasteo de intensidad creciente. Destacaron dos tandas, una por cada pitón, en las que llevó muy pulseado y templado a su oponente. Y una final, al natural a pies juntos, muy reunida y empacada. Un pinchazo y un feo estoconazo trasero y bajo, dejaron todo en una vuelta al ruedo de consolación.

El colorado cuarto, ancho de sienes y serio de cara, tampoco colaboró para el éxito de Silvera. El onubense volvió a poner firmeza pero no tuvo material propicio para el éxito. Dejó una estocada trasera y tendida que necesitó del uso del descabello.

Por la baja de Jesús Rivero, Silvera tuvo que lidiar al sexto. Con la tarde ya echada, la faena careció de relieve y tampoco el novillo dio muchas opciones.

Jaime González-Écija se las vio en primer lugar con un precioso novillo al que le duró un suspiro la correa. La insistencia y el buen aire en el concepto del sevillano hizo que lograse una tanda al natural de notable compás y un final con mucho gusto. Marró con la espada en el primer intento y dejó una estocada al segundo. La oreja premió el conjunto.

El quinto fue un novillo amplio en todos los sentidos y que se movió más y mejor por el pitón izquierdo. Por ahí basó su faena el novillero astigitano. González Écija volvió a gustar por su concepto y dejó naturales de notable trazo. El fallo con el descabello le alejó de tocar pelo.

El palco devolvió sin ninguna justificación al manso tercero. Un animal que se había llevado a Jesús Rivero y a uno de sus subalternos en los primeros tercios y que volvió a los corrales tras salir de najas del caballo. Corrió turno el joven gaditano que puso toda la voluntad del mundo ante un ejemplar manejable pero medido de raza. Las limitaciones de su discapacidad en la mano derecha no fueron impedimento para que Jesús mostrase todo el coraje y las ganas del mundo. Mató de una estocada caída cobrada a capón que tumbó al toro. Paseó una oreja pero tuvo que pasar a la enfermería por el fuerte topetazo sufrido y ya no pudo salir para dar cuenta del sexto.

A la conclusión del festejo, el jurado encargado de proclamar al triunfador del Certamen, eligió a Jaime González-Écija.

Úbeda (Jáen), domingo 4 de octubre de 2020. Final del Certamen de Novilladas de Andalucía. Casi lleno sobre el aforo permitido.

Novillos de

, el 6º como sobrero tras devolverse el 3º. Muy bien presentados, serios y de buenas hechuras. Conjunto bajo de raza y muy venidos a menos en el último tercio.

Emilio Silvera, vuelta, silencio y silencio.

Jaime González-Écija, oreja y saludos tras aviso.

Jesús Rivero, oreja en el único que mató.