Jarocho confirma su proyección y se lleva el Circuito de Novilladas de Madrid

No siempre el favorito acaba llevándose el trofeo al que aspira. Jarocho partía como uno de los novilleros con más bagaje y solvencia de los ocho que iniciaron su andadura en el Circuito de Novilladas de la Comunidad de Madrid. Su triunfo en Las Ventas abriendo la Puerta Grande durante San Isidro le hizo que llegase a la fase final de este certamen como el gran favorito a llevárselo.

Sin embargo, en la final hubo la grata sorpresa de la notable tarde también firmada por Cid de María, que por momentos puso en cuestión quién podía llevarse finalmente el gato al agua. Tarde de buen toreo, emoción y competencia la que se vivió este sábado en Valdetorres de Jarama entre ambos novilleros.

Jarocho se las vio en primer lugar con un novillo de gran clase de José González al que le faltó un punto de casta para que sus noble embestidas trascendiesen más a los tendidos. El burgalés le toreó con encaje y temple, pero falló con el descabello y se esfumó el premio.

El tercero fue un ejemplar de Fernando Guzmán que fue a más durante su lidia y acabó embistiendo con largura y buen son a la muleta de un Jarocho que de nuevo condujo con temple las embestidas de su oponente.

Pero donde llegó la gran faena del representante de la Escuela José Cubero 'Yiyo' llegó ante el quinto, un buen ejemplar de Toros de Tenorio al que lanceó con pellizó a la verónica y después lo banderilleó con desigual acierto, destacando un primer par de poder a poder y un último al quiebro por los adentros. Jarocho toreó con ralentizada expresión con la muleta. Hubo despaciosidad y profundidad en el trazo. Lo mató por derecho y paseó el doble trofeo.

Cid de María demostró una notable evolución en este último festejo del Circuito. Dejó patente su buen aire en el toreo a la verónica al primero de su lote, un noble novillo de José González al que después toreó con majeza y expresión por ambos pitones. Paseó una oreja como premio.

También gustó su toreo limpio al noble cuarto de Fernando Guzmán y perdió la posibilidad de premio por culpa de los aceros.

El sexto de San Isidro fue el ejemplar de menos prestaciones en el último tercio. Se agarró pronto al piso y Cid de María se mostró tesonero y voluntarioso aunque la faena no pudo alcanzar grandes cotas por culpa de la condición del utrero. Dio una vuelta al ruedo tras una petición que no llegó a mayoritaria.