VALENCIA

José María Manzanares esculpe el toreo con un gran toro de El Pilar en Bocairent

Daniel Luque y el rejoneador Pablo Donat culminan la foto triunfal de la terna en hombros en la localidad valenciana.

Manzanarres, Pablo Donat y Daniel Luque, a hombros en Bocairent (Valencia)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Bocairent, la plaza más antigua de la Comunidad Valenciana, una joya arquitectónica tallada en roca que data de 1843, volvió a abrir sus puertas para acoger una corrida mixta dentro de su programación taurina. La primera corrida sorollana de la historia. En honor a Joaquín Sorolla, pintor universal. Bocairent es un bastión taurino entre Xátiva, ciudad que ha “socarrado” la libertad de los aficionados a los toros, y Villena, donde una amalgama de intereses políticos al servicio del antitaurinismo, tienen cerradas sus puertas con el candado del fascismo. Ojalá la Generalitat Valenciana pueda -que es lo que debe- desbloquear la vergüenza.

Pablo Donat fue entrando en calor conforme avanzó la lidia del primero, que embistió mejor a las telas que a las cabalgaduras. Manejable sin ser fácil. A la voluntad le faltó tino pero no mérito. El mérito y la dificultad de torear poco. Muy poco. Y, además, de hacerlo en un ruedo en el que terrenos y distancias se reducen y hasta se difuminan. Paseó una oreja amable. Con buena actitud también estuvo ante el cuarto en una faena de excesivo metraje. Cortó otra oreja y salió por la Puerta Grande. El pueblo siempre empuja con ilusión a los soñadores del toreo, a pue o a caballo.

Manzanares tuvo enfrente un toro bonancible y noble que hizo segundo. Con su celo. Y con su profundidad por el izquierdo. Bravo. No llegó a entenderse José Mari en faena de probaturas. Sin cuajar la faena ni el toro. No se ancló el torero alicantino. La estocada no tapó las fisuras de la faena. Ovación tras aviso y descabello.

La imagen cambió sensiblemente ante el quinto. Buen recibo con la capa firmó Manzanares. Ajuste y expresión. Sin soltar mucha tela. Tela la clase y el ritmo que tuvo el de El Pilar. Almíbar puro: el ritmo, el son, la clase, la fijeza. Superlativa la nobleza. Toro premiado con una merecida vuelta al ruedo. Anduvo muy templado Manzanares en el toreo en redondo. Y más encajado y dispuesto. Más lineal que curvo para no apretar el depósito del toro, que no su magnífico fondo. Hubo muletazos excepcionales de cadencia. Sentido y torerísimo el alicantino. Y natualres inmensos de ritmo y compás. Dos orejas para el torero y vuelta al ruedo para el toro.

Daniel Luque dejó con la capa las evidencias de su magisterio. Una dosis. Soberbios Iván García y Jesús Arruga con los palos. El de El Pilar estuvo en permanente huida. Inteligente Luque con las alturas. Faena pegada a tablas, donde el rajado toro quiso.

El sexto fue toro que dejó hacer y estar. Muy expresivo Luque. Y bien que se expresó Daniel. Con gusto y poder. Y sentido del temple. Muy fácil el sevillano ante la siempre aparente facilidad que tuvo- o que puede llegar a tener- un toro. Dibujó muletazos de enorme plasticidad y belleza. El sentimiento y la ambición por no querer quedarse atrás. Al final, la terna salió a hombros y el pueblo se fue feliz a su casa.

PD: Se hizo una rifa en la que Manzanares donó un capote, Luque una muleta y Pablo Donat un rejón con su hierro. Los beneficios obtenidos se donarán a Cáritas. El toreo y la solidaridad.

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