Joselito Adame corta tres orejas y abre la primera puerta grande en Huesca

Antonio Ferrera se enfrentó en primer lugar a un toro muy justo de fuerzas al que, a base de paciencia y oficio, logró sujetarlo a media altura para acabar sacando todo el partido posible, mejor si cabe por el pitón izquierdo, y acabar cortando una oreja tras una efectiva estocada.

El segundo toro de su lote, el de la merienda, además blando fue también muy descastado, negándose en redondo a embestir. El veterano torero extremeño llevó a cabo una faena muy breve viendo que su antagonista no le daba para más, y con un pinchazo y una media estocada lo despachó, con silencio del respetable.

Joselito Adame fue el triunfador de la tarde y el que más entonado estuvo. También es cierto que en el segundo toro tuvo más suerte que sus compañeros al enfrentarse al "bañuelos" de más entidad, lo que, unido al buen hacer del torero mejicano, le valió para destacar tanto con el capote como con la muleta en una faena muy completa y premiada con las dos orejas que ya le abrían la puerta grande.

En el quinto toro, muy flojo de remos, lo intentó Joselito Adame e incluso buscó la complicidad del bullanguero público de sol, ligando pases por los dos pitones que, al final, le valieron para sumar la tercera oreja de la tarde.

Jorge Isiegas se presentó en el albero oscense con muchas ganas de agradar y de aprovechar las escasas oportunidades que tiene de torear, y lo plasmó sobre el ruedo en una faena en la que acabó volteado de forma aparatosa al entrar a matar sin muleta.

En el sexto, toro que cerraba la primera de feria, no acusó para nada el tremendo percance anterior y se mostró templado y muy sereno para mostrarse por encima de un animal al que, esta vez sí, mató a la primera, lo que le permitió pasear un apéndice.

Huesca, miércoles 10 de agosto de 2022. 2ª de Feria. Lleno aparente.

Toros de Antonio Bañuelos, bien de presencia pero escasos de fuerzas. El mejor fue el segundo.

Antonio Ferrera, oreja y silencio.

Joselito Adame, dos orejas y oreja.

Jorge Isiegas, silencio y oreja.