4ª FERIA DE SAN ISIDRO

El Juli, sobrenatural

Soberbia faena de El Juli ante un toro de La Quinta al que exprimió al natural y al que pinchó el triunfo. Antes había cortado una oreja a su primer toro.

Uno de los naturales de El Juli al quinto toro de La Quinta

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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En tarde de arte y artistas, Julián López ‘El Juli’. En tarde de reventón al reclamo de dos sevillanos, el madrileño. Si no consiguió el triunfo fue solo por culpa de una espada que no quiso entrar en el quinto. Pero la tarde de El Juli en Las Ventas lo catapulta a la leyenda. Más allá de despojos, la actuación soberbia del torero de Velilla puede considerarse como la más completa de todas cuantas ha firmado en esta plaza. Y además, con los toros de La Quinta. Un hierro que, por cierto, lidió un más que interesante encierro. Demostrando que se puede confiar en otras ganaderías más allá del abanico habitual que manejan las figuras.

Su faena al quinto de La Quinta fue un recital de toreo total. Paciente con el toro, que se venía al paso en los primeros tercios. Inteligente al sacárselo a los medios para esperarlo primero y hacerlo romper hacia adelante después en el prólogo muleteril. Y un nudo del trasteo presidido por el mando, la largura de los muletazos y varias tandas al natural que resultaron cumbres. Todavía alguien preguntaba si había concluido un natural antológico por la forma que tuvo de enroscarse al toro. No se puede torear con más poder y profundo, ganando la batalla psicológica a un toro remiso a pasar y que acabó tomando los engaños hasta donde quiso El Juli. La plaza bocabajo. Y una última tanda de nuevo con la zurda para poner a todo el mundo de acuerdo. Si es que alguien no lo estaba ya a esas alturas. Era imposible poner un pero. Pero lo hubo. Un pinchazo y otro hondo que necesitó de un golpe de verduguillo. Lo que iba camino de dos orejas quedó en una de las vueltas al ruedo más apoteósicas y unánimes que se recuerda en esta plaza en los últimos años.

Antes, su primero fue un tacazo de hechuras. Bajo, acodado de pitones, con cuello y expresión de viveza. Lo cuajó primero en el recibo a la verónica y después, sobre todo, en un tremendo quite por el mismo palo. Compás y temple a partes iguales, con un lance sublime por el pitón derecho por lo mecido que fue. Se arrancó con alegría el toro al caballo y llegó con nobleza y clase a muleta. Lo administró con cabeza Julián, en dos primeras tandas a media altura, sin obligar, abriéndole los caminos. Fundamental los tiempos muertos entre serie y serie. Y dos tandas, ahora sí, obligando de verdad al de La Quinta. Rotundo por la forma de llevar cosida la embestida del toro al engaño y la limpieza de los muletazos. Y el remate siempre por abajo, exprimiendo hasta el final la boyantía del toro. La estocada viajó algo trasera y contraria, pero fue letal. La oreja cayó por abrumadora mayoría de pañuelos.

Gran verónica de El Juli a su primer toro de La Quinta, al que cortó una oreja

Gran verónica de El Juli a su primer toro de La Quinta, al que cortó una oreja

Al primero del lote de Morante lo trituró en el caballo el picador Cristóbal Cruz. Qué manera de lanzar la vara sin ton ni son a la anatomía del toro de La Quinta. Se quiso poner bonito Morante, pero allí no había oponente. Un inicio más jaleado que otra cosa y después un cierto ambiente a la contra. Se sacó de la chistera un par de naturales de enorme trazo. Ralentizado el muletazo, con ese temple innato. Pero sin continuidad ni ligazón. Cambió a la diestra, aunque por ahí el toro no quería ganas de pelea. Un bajonazo acabó con la función.

Más bastito de hechuras salió el cuarto, que a punto estuvo de darle un susto gordo a Lili a la entrada del primer par de banderillas. El toro andaba bajo mínimos de fortaleza y, aun así, se lo sacó a los medios Morante por si surgía el milagro. Algo que no sucedió. Le quitó las moscas entre el cabreo del personal. Lo avió como pudo. Que no fue poco.

Preciosas las hechuras del ‘asaltillado’ que hizo tercero. Un toro que cumplió con creces en varas y que se movió con nobleza y ritmo en la muleta de un Pablo Aguado muy ligero que se mostró desdibujado en todo momento. No entendió lo que pedía el toro y se perdió en un mar de dudas, sin cogerle la distancia ni la altura. Comenzaron las protestas de los tendidos y el sevillano acabó entregando la cuchara.

El sexto se movió con nervio y humillación, pero Aguado, que a esas alturas ya traía la tarde cruzada y cuesta abajo, no remontó su tarde ni el ambiente.

Porque la tarde, dos horas después, tenía nombre propio. El de Julián López ‘El Juli’, sobrenatural.

Madrid, miércoles 11 de mayo de 2022. 4ª de Feria. Lleno de ‘No hay billetes’.

Toros de La Quinta, bien presentados, en tipo aunque de desiguales hechuras. Conjunto de buen juego, en el que destacó el fondo de nobleza y casta de los lidiados en segundo, tercero, quinto y sexto lugar. El lote de Morante tuvo menos prestaciones.

Morante de la Puebla, silencio y silencio.

Julián López ‘El Juli’, oreja y vuelta al ruedo.

Pablo Aguado, silencio y silencio.

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