ÁVILA
López Simón triunfa en la primera corrida de toros de la 'nueva normalidad' en Ávila
La plaza de toros de Ávila acogió este sábado la primera corrida de toros de la nueva normalidad con notables medidas de higiene y seguridad.
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Por fin volvimos a una plaza de toros. Cuatro meses después de la última corrida en la plaza de toros de Olivenza, Ávila cogió el testigo un estado de alarma más tarde. Un millar de valientes se aventuraron a asistir a la primera corrida de la nueva normalidad. Muchas medidas de seguridad y constantes llamadas desde la megafonía para recordar el uso obligatorio de mascarillas.
El ambiente resultó frío desde el inicio. Tanto fuera de la plaza de toros en la previa como después dentro de los tendidos. Como si la gente estuviese atenazada por los meses de sufrimiento y desazón vividos.
El paseíllo se hizo sin música y tras el minuto de silencio en memoria de las víctimas de la pandemia, sonó el Himno Nacional.
Esa nueva normalidad sonó a viejas canciones taurinas en la mañana del festejo, con problemas en los corrales por culpa de varios toros lesionados durante la noche. Finalmente, y a última hora, la ganadería de Vellosino logró recomponer el sexteto que se iba a lidiar y que a la postre, fue una de las notas positivas del festejo por su buen juego.
‘Colombino’ fue el primer toro de esta nueva incierta temporada. Un ejemplar que tuvo temple y buen aire cuando embistió por el pitón derecho. Finito de Córdoba, con un elegante terno catafalco y azabache, se mostró solvente en todo momento. De primeras tiró líneas en el primer tramo de faena para después apretar más al animal en un final de trasteo que aunó mando y estética. Un pinchazo previo a una estocada caída dejó todo en una ovación de reconocimiento.
Ernesto Tapia ‘Calita’ fue todo ganas desde que se abrió de capote. El mexicano regresaba a España tras una carrera de novillero en nuestro país que se difuminó después con la alternativa. Variado en el saludo capotero, el azteca no terminó de cogerle el pulso a la noble embestida del toro del hierro salmantino. Hubo muchos enganchones en una labor que nunca cogió vuelo. Tampoco con la espada lo vio claro Calita.
Los primeros ‘olés’ de verdad se escucharon en el tercer toro. La culpa la tuvo la actitud decidida de Alberto López Simón cuando en el inicio de faena se echó de rodillas. Emoción y exposición a partes iguales. El toro tuvo buen son por ambos pitones y López Simón lo aprovechó. Más templado y con más dimensión al principio y exprimiendo en un final de cercanías cuando al toro comenzó a fallarle el depósito de la gasolina. La estocada entera tuvo algo de travesía, pero el toro cayó rodado. La oreja se pidió con mayoría de pañuelos y fue concedida. Premio justo para Alberto.
El cuarto tuvo más kilos que cara. Se confió Finito para endilgarle un notable saludo a la verónica con mucho empaque que remató con dos soberbias medias. Después, el astado pareció que no iba a tener mucha correa. Error. Sacó fondo y fue a más en la faena del torero cordobés. Como en el primero, lo mejor llegó ya en el último tramo de la faena. Una tanda desmayada al natural y una postrera serie en redondo fueron los mejores pasajes. Pero la espada y el descabello se le encasquillaron a Finito, que volvió a quedarse sin premio tangible.
Calita lidió en quinto lugar un astado manejable que tuvo mayor recorrido por el pitón izquierdo. De nuevo no se le vio del todo acoplado al mexicano. Demasiado envarado y retorcido en las formas. Cuando pareció que le había cogido el aire al natural, cambió de mano y aquello no remontó. Cuando quiso volver a la zurda, el toro ya había sacado la bandera blanca por lo dilatado del trasteo. La estocada fue letal al caer rinconera. La oreja paseada por Calita tuvo escaso peso.
López Simón no se dejó nada en el tintero con el buen sexto. El torero de Barajas, consciente de que se jugaba el triunfo, pusu variedad capotera y temple con la muleta. Muy asentado, fue tirando con limpieza y largura de las alegres embestidas del ejemplar de Vellosino. La ligazón fue la clave para la conexión con los tendidos. Recurrió otra vez al toreo de cercanías en el epílogo de su labor, algo que no gustó al toro y enfrió el ambiente. Lo solventó el torero con varios parones y desplantes en la cara del toro. Se volvó a la hora de entrar a matar para dejar una estocada arriba. Pese a la petición de la segunda oreja, el palco sólo asomó un moquero para recompensar a López Simón. El primer triunfador de la 'nueva normalidad' que se quedó sin salida a hombros precisamente por ella.
Ávila, sábado 18 de julio de 2020. Alrededor de mil personas.
Toros de
, de correcta presentación y desiguales hechuras. Con más kilos que cara algunos de ellos. De buen juego en conjunto, sacando nobleza y buen fondo. Destacaron tercero y sexto. Todos fueron aplaudidos en el arrastre.
Finito de Córdoba, saludos y saludos.
Ernesto Tapia ‘Calita’, silencio y oreja
Alberto López Simón, oreja y oreja.