Miguel de Pablo y Luis Gerpe, estocadas contra la mansedumbre en Las Ventas

Se guardó un minuto de silencoi para honrar la memoria de Luciano Briceño. Novillero en su día, subalterno después. Y uno de los asesores artísticos que ha tenido la plaza de toros de Las Ventas en las últimas décadas. Uno de esos personajes castizos que ha pertenecido a esa fauna venteña y que con su sapiencia taurina intentó poner cierta luz en un palco desnortado desde hace mucho tiempo.

Eso sucedió antes de que comenzasen a salir por chiqueros un muestrario de toros mansos un domingo más. Segundo desafío ganadero del mes de septiembre y segunda decepción. Muchos pitones y nula bravura. Dolores Aguirre y Sobral. Ni un hierro ni el otro.

El abreplaza de Dolores Aguirre recibió una fuerte ovación de salida. Alto, cornalón, rematado le mirases por donde le mirases. Se movió con brío y buen aire tanto en el recibo de capote a la verónica como en el inicio de faena de un Pepe Moral que supo aprovechar alguna embestida potable por el pitón derecho. Pero fue cambiar de mano la muleta y el toro, y con ello la faena, se vino abajo y amagó con rajarse descaradamente. Lo mató de una estocada perfecta de ejecución y colocación.

Moral se salvó de una percance fuerte cuando se fue a portagayola a recibir al cuarto de Sobral. Lo arrolló sin hacer caso al toque del capote y le tuvo a merced después cuando el torero quedó tendido sobre la arena. Un milagro que el toro no hiciese por él. El de Los Palacios volvió a mostrarse muy firme y solvente ante un ejemplar ayuno de casta y empuje y aguantó tarascadas por ambos pitones sin dar un paso atrás. Tarde muy seria la que echó este domingo Pepe Moral en Madrid.

Miguel de Pablo sorteó un primer toro de Dolores que manseó en la primera vara que tomó y después metió riñones y empujó con celo en la segunda. Animal encastado pero a la defensiva, incierto en los cites y siempre esperando detrás de la mata a un De Pablo que puso voluntad en la primera parte de la faena. Todo rompió en una tanda a derechas donde el toro embistió por abajo y transmisión y el colmenareño lo condujo con mando y firmeza. Lo cambió de pitón pero el animal no respondió igual, por ello las dos últimas series volvieron a ser en redondo aunque sin la precisión de la anteriormente citada. Una estocada, en toda la yema, y la espectacular muerte del toro elevaron la nota media del conjunto. Se pidió la oreja pero no hubo mayoría suficiente, por lo que la vuelta sonó a premio cabal.

El quinto de Sobral le echó mano al poco de comenzar la faena. Los pitones dibujaron gañafones en zonas comprometidas del cuerpo de Miguel de Pablo, aunque no calaron afortunadamente. Se orientó y se puso imposible el del hierro portugués, por lo que el madrileño lo macheteó y estoqueó como aquello demandaba.

Se desmonteró tras un vibrante tercio de banderillas el subalterno galo Mehdi Savalli. Esté de Dolores siempre estuvo a la defensiva, moviéndose a oleadas ante un firme Luis Gerpe, que robó algún derechazo mandón. El toro acabó echándose antes de que el toledano entrase a matar.

Con el deslucido sexto de Sobral, Gerpe volvió a justificarse a base de valor y disposición. Lo mejor, la estocada en todo el hoyo de las agujas. De manual. La vuelta al ruedo premió la apuesta del torero de Seseña.