MADRID
El clasicismo y la pureza de Fernando Robleño
Oreja de peso para el madrileño en un festejo en el que también puntuó Cristian Escribano tras una gran estocada al toro de su confirmación. Encastado 'desafío' entre Saltillo y Valdellán.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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No comenzó mal el primer Desafío Ganadero de Las Ventas. El toro de Saltillo que abrió la tarde, ‘Ruidón’, recordaba por nombre al que indultó Ruiz Miguel en Cáceres en 1985. Sin llegar a las cotas de aquel, éste tuvo buen son y quiso humillar siempre que Cristian Escribano le obligó por abajo. El madrileño, que confirmaba alternativa, dejó momentos más que interesantes por el pitón derecho. Asentado y entendiendo la altura y distancia que demandaba el toro. El mayor pero del de Saltillo fue que saliese algo distraído de lo engaños. Pese a eso, hubo conjunción entre toro y torero. Sin embargo, lo que elevó el conjunto a la oreja conquistada por Escribano fue el sensacional volapié con el que tumbó al astado. Perfecto de ejecución y colocación.
El segundo de Saltillo saltó al callejón nada más salir al ruedo. Tremendo el topetazo que se pegó al caer. Sin terminar de romper a humillar, el toro se dejó especialmente por el lado derecho. La actuación de Fernando Robleño llevó el sello de torero cuajado y con poso ante este tipo de animales. Resolviendo con oficio las complejidades del toro, extrajo dos series de mucho mérito en redondo. La estocada, arriba. Y la ovación final, justa.
“Horquitillo” fue el tercero de Saltillo. Y qué tercero. Un animal de finas y armoniosas hechuras que cantó su humillada entrega desde que tomó los vuelos del capote. El tercio de varas fue horriblemente llevado a cabo y aún así, el cárdeno empujó con bravura en el peto y llegó a la muleta de José Carlos Venegas embistiendo con el hocico arrastrando por el albero, aunando clase y ritmo en sus viajes. El jienense estuvo templado pero nunca llegó a apretarse con el toro y todo surgió sin conexión con los tendidos. Unos tendidos que esas alturas habían tomado partido por el pupilo de José Joaquín Moreno Silva. La ovación que precedió a su arrastre demandaba una vuelta al ruedo póstuma para el toro que el palco, al contrario que en San Isidro con un toro de peor condición, no tuvo a bien conceder.
Con el cuarto cambió el hierro del Desafío. Los ‘gracilianos’ de Valdellán tuvieron como primer representante a un animal al que se ovacionó de salida su imponente trapío. Un precioso berrendo en negro que sacó casta y temperamento pero al que faltó un punto de entrega en sus embestidas. Enfrente estuvo un rotundo Robleño que fue trenzando tandas de intensidad creciente. Siempre bien colocado, el torero madrileño fue desgranando muletazos de gran sinceridad y expresión. Una tanda al natural al final del trasteo fue el cénit de la faena y puso al público en pie. Madrid siempre aprecia y valora el toreo puro y clásico. Pero un pinchazo previo a la estocada redujo el premio final a una oreja. Un trofeo de verdadero peso.
También se aplaudió la seriedad del quinto, un ‘valdellán’ de cuajadas hechuras y sería cabeza que sin terminar de entregarse en el caballo tuvo su fondo de raza guardadoi para el último tercio. Se movió por ambos pitones pero a Venegas se le vio espeso de ideas y algo brusco en sus muñecas. En su ánimo y en el ambiente de la plaza pesaba aún el anterior toro.
El sexto se empleó en varas y llegó con posibilidades al último tercio. Escribano, que se jugaba la salida a hombros, hilvanó una buena primera mitad de faena por el lado derecho, llevando muy empapado de engaño al de Vadellán. Pero todo se torció al tomar la zurda. No le cogió el aire al astado, que llegó a desbordarle. Retomó la diestra y llegaron un par de redondos de buen corte. Pero el fallo a espadas esfumó cualquier atisbo de trofeo. Aún así, dejó ambiente para volver a verle por Madrid.
Madrid, domingo 9 de septiembre de 2018. 1 Desafío Ganadero. Menos de un tercio de plaza.
Tres toros de
(1º, 2º y 3º), bien presentados, entipados. Manejable los dos primero y extraordinario el notable tercero, bravo y humillador que fue ovacionado en el arrastre; tres más de
(4º, 5º y 6º), de gran trapío. De juego encastado y exigente, pero agradecidos al esfuerzo de los toreros.
Fernando Robleño, saludos y oreja.
José Carlos Venegas, pitos y silencio tras aviso.
Cristian Escribano, que confirmaba alternativa, oreja y silencio tras aviso.