10ª FERIA VIRGEN DE LOS LLANOS

Oreja al compromiso de Pinar en duro, exigente y complicado encierro de Victorino en Albacete

Sergio Serrano pinchó una buena faena mientras que Escribano se fue de vacío

Rubén Pinar paseando la última oreja este martes de la Feria de Albacete

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Rubén Pinar paseando la última oreja este martes de la Feria de Albacete

Redacción COPE Albacete

Albacete - Publicado el - Actualizado

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Lorenzo del Rey | COPE Albacete

“Yo soy yo y mis circunstancias”. Eso decía Ortega y Gasset acerca de los avatares de la vida y de todo lo que la rodea. Porque no eran las mismas circunstancias las de Rubén Pinar y Sergio Serrano que las de Escribano. Los albacetenses la reedición de la tarde que la lluvia frustró hace exactamente un año en Albacete. Ambos llegaban con necesidad de demostrar que deben ser tenidos en cuenta porque pueden, saben y quieren, mientras que Escribano, que tampoco fue un convidado de piedra, llegaba con menos urgencia por triunfar. Y frente a ellos, una corrida de Victorino Martín tan variada como complicada. Salió el que se movió en la muleta dejando varias embestidas con opciones, el manso a la defensiva y el imposible. Fue una corrida dura y exigente que pedía lidias que ahora ya apenas se ven. Fue una tarde donde nadie dejó de mirar al ruedo y donde tres diestros no se arrugaron. Escribano estuvo correcto. Pinar dio una vuelta al ruedo cortando después una oreja por su comprometida tarde mientras que Sergio Serrano perdió con la espada una oreja que hubiera sido de mucho peso.

Y es que, tras sacar el público a saludar a la terna, el primer astado “Midanito”fue aplaudido de salida y ya dio un par de avisos en el capote de Escribano. Y no para bien, sobre todo con ese pitón derecho donde acortó el viaje. Tardeó en una vara bien puesta y empujó bien al principio para hacerlo luego con un pitón y después con el otro ya con la cara alta. Una nueva vara yendo el caballo al encuentro en otra vara ya a menos. Manuel banderilleó siempre sin aliviarse en los dos primeros pares, tardando el astado en acudir a los cites. Y cuando lo hizo, fue a ver si cazaba algo. Tras el último par de poder a poder, fue aplaudido. Escribano hizo lidia antigua sobre los pies debido a una complicadísima condición, especialmente por el pitón derecho. Quizás faltó mostrar algo más al toro, sobre todo por el izquierdo, aunque tampoco parecía haber mucho, salvo peligro. Entró pronto a matar y dejó un pinchazo y una estocada algo caída y atravesada,

“Verones” también fue recibido a porta gayola por Escribano en los medios y ya en pie lo capoteó con firmeza y mérito. Fue picado trasero, con la cara alta y dejándose pegar. Tras apretar a un banderillero que tuvo que saltar al callejón, Escribano lo pareó y el astado le apretó hasta tablas todo lo que pudo y más. Ante el fallo en el tercer par, Manuel decidió poner uno más, debiendo hacerlo todo el diestro porque el de Martín no cedió ni un milímetro de terreno. Manuel lo probó en diversos terrenos e intentó llevarlo, acudiendo al cite pero gazapeando al inicio. Pareció ir algo mejor al llevarlo con los vuelos que al toque, pero entre el aire, que fue el toro volviéndose cada vez antes, y acabando a menos, poco se pudo hacer. Mató con habilidad y dejó una estocada algo trasera pero en la rectitud.

“Patatero” tampoco se entregó en el capote y llegó a blandear, yendo al relance al caballo y haciendo una pelea de más a claramente menos. Tardeó en banderillas y midió cada palmo que recorría. Pinar brindó al empresario Amador y arriesgó por ambos pitones ante un “Victorino” que no daba nada más que el inicio del pase para quedarse corto y salirse del embroque. Rubén dijo que de ahí no se iba ni con agua caliente y dejó una faena muy profesional y de compromiso. Mató de estocada un poco trasera algo atravesada pero en la rectitud, dando un golpe de descabello. La vuelta al ruedo fue un poco por su cuenta pero nadie la protestó. Por algo sería.

“Milhebra”nada hizo en el capote de Pinar y tardeó en el caballo, empujando con la cara alta y queriendo derribar la montura. En banderillas tardeó en cada capotazo y también tuvo algún blandeo de cuartos traseros. Y cuando se movió, lo hizo para poner en apuros al personal. Rubén brindó al público y se esmeró en intentar llevarlo metido en la muleta, pero el toro se desentendía al final del pase, volviéndose a la velocidad de la luz en actitud defensiva y con mal fondo. El de Santiago de Mora siguió firme y poniéndose pese a las tarascadas y el peligro palpable. Mató de estocada delantera y un punto caída pero el puntillero lo levantó aunque después cayó rodado. La oreja fue el premio a una tarde de compromiso de Rubén.

Con “Jaquecito” se fue Sergio Serrano a porta gayola a por todas. Tras el arriesgado lance casi en los medios, se puso en pie y lo lidió sobre los pies en un inicio muy aplaudido por el público. Entró al relance al caballo y Ricardo Romero dejó uno de los puyazos de la feria por el que fue ovacionado cuando terminó el tercio. El de albaserrada empujó abajo de inicio para dejarse pegar luego. Blandeó en banderillas aunque el toro parecía tener un aire distinto al de los dos primeros. Sergio brindó al público y empezó por bajo y el toro se movía, lo que fue bien acogido. Y falló a espadas. Otra vez. Una faena ante un toro que de haber tenido una mayor pujanza y continuidad en sus repeticiones, todo hubiera sido mucho más contundente. Faena con muletazos muy meritorios destacando sobre todo un par al natural que tuvieron mucho eco. Los cuatro pinchazos, junto a una estocada delantera y tendida, desbarataron un trofeo que estaba más que cantado.

“Borceguí” fue el último toro de la tarde y de la Feria y nada quiso saber del percal de nadie. Daniel López lo sujetó bien, con oficio, y aguantó los cabeceos en el estribo y la pelea engañosa a media altura. Escarbó antes de entrar sin fe ni desde muy de cerca al peto, donde nada hizo. Tras ovación al picador mientras se marchaba, desarmó de un capote y apretó en banderillas por fogonazos de mansedumbre, que estuvo a punto de prender a Casanova. Tras el brindis a su hermano Óscar, y verse que el toro era imposible por el derecho, Serrano se la jugó por el izquierdo, también muy difícil y complicado y le robó algún muletazo hasta que ya la lógica fue irse a por la espiada. Dejó pinchazo hondo atravesado y tres descabellos.

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