MADRID
Oreja para Niño de las Monjas del único novillo bravo de un pésimo sexteto
El novillero valenciano paseó una oreja en su debut como novillero en Las Ventas. Calerito da una vuelta al ruedo.
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El novillero valenciano Jordi Pérez "Niño de las Monjas", que se presentaba en Madrid, cortó una oreja del único novillo bravo y con opciones de los seis de Toros de Brazuelas lidiados hoy en Las Ventas, con los que también mostraron mucha firmeza sus dos compañeros de cartel.
Ese utrero, lidiado en sexto lugar, tuvo, además de unas finas hechuras, todo lo que les faltó a sus otros cinco hermanos de la divisa vallisoletana -de origen Domecq, vía El Montecillo, que también debutaba esta noche en el coso madrileño y que desarrollaron un acusado descastamiento, cuando no una clara mansedumbre.
Pero ese último rompió a embestir desde su salida al ruedo, cuando Niño de las Monjas le saludó con una larga a portagayola y le siguió lanceando animoso, incluso compitiendo en vistosos quites con Calerito.
Duró mucho el utrero de la nueva divisa, repitiendo sus claras embestidas a una muleta que el valenciano movió con asiento de plantas pero con cierta ligereza, acompañando más que ralentizando las arrancadas, lo que consiguió de mitad de faena en adelante con la mano derecha.
Unos adornos finales y una estocada volcándose sobre el morrillo fueron el remate necesario para que Niño de las Monjas paseara esa única oreja de la noche que no sirve para tapar el pésimo juego del resto de un encierro con el que, pese a todo, destacaron igualmente los otros dos componente del cartel.
Porque si el propio Niño de las Monjas también había estado empeñoso ante el descastado y vacío tercero, Calerito hizo méritos suficientes con el que abrió plaza para haber paseado también un trofeo que acabó negándole la presidencia.
El novillero sevillano, que también hacía su debut en Las Ventas y está a solo dos meses vista de tomar la alternativa en la Maestranza, mostró que está sobradamente preparado para dar el salto de escalafón, tanto por su bien desarrollado oficio como por la seguridad y el temple con que sacó de su lote mucho más de lo que ofrecían.
Su primero nunca se definió, ni humilló, ni repitió dos embestidas seguidas, lo que no fue óbice para que Calerito le sacara muletazos tan templados como los que también obtuvo del engañoso cuarto, que, abusando de volumen, pareció más de lo que fue.
Con este, aguantando sus arreones, protagonizó un gran tercio de varas Manuel Jesús Ruiz, pero en cuanto el sevillano tomó la muleta el animal comenzó a pararse y a vaciar su escaso fondo, moviéndose solo gracias a la precisión y a la suavidad con que el futuro matador le planteó todos los cites.
Idéntica firmeza y el mismo temple sutil, aunque por un palo de toreo más vertical y ceñido, aplicó el madrileño Fernando Plaza con un segundo que se vino pronto abajo y se negó a seguir el engaño, y con un quinto que manseó clamorosamente en varas y que no hizo más que soltar cabezazos a las telas.
En este caso, Plaza se mostró igual de firme, siempre con los dos talones asentados en la arena, para ir tirando de tan desabridas embestidas sin que los pitones llegaran nunca a tropezar el engaño, con una autoridad y una seguridad que brilló muy por encima de los elementos.
Madrid, jueves 28 de julio de 2022. 4ª Nocturna. Un cuarto de plaza (7.082 espectadores según la empresa)
Novillos de Toros de Brazuelas, muy desiguales de volúmenes y cuajo pero parejos en su comportamiento totalmente descastado, sin entrega y con acusada mansedumbre en algunos casos. Solo el cuarto tuvo cierta movilidad durante unas pocas arrancadas.
Juan Pedro García "Calerito", vuelta al ruedo tras petición y (ovación tras petición.
Fernando Plaza, silencio y ovación.
Jordi Pérez "Niño de las Monjas", ovación y oreja.