MADRID

Oreja veraniega para Rafael González en la primera del "Cénate Las Ventas"

El novillero Rafael González cortó este viernes una oreja de tintes veraniegos o, lo que es lo mismo, de poco peso en el primer festejo del ciclo nocturno.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La noche no había arrancado y ya se hablaba del lío que hubo en los corrales. Y es que los veterinarios había rechazado no se sabe cuántos novillos de El Freixo, propiedad del Julián López "El Juli", unos hablan de una supuesta imposición y otros de un gesto de agradecimiento hacia el matador madrileño por aceptar la sustitución de Enrique Ponce en San Isidro sin pasar por el dichoso bombo.

El caso es que, al final, se aprobaron nada más que tres, de ahí que la empresa se viera obligada a remendar la novillada con otros tantos ejemplares de Couto de Fornilhos.

El trofeo lo logró González de su primero, de El Freixo, al que le faltó remate por todos los lados. Novillo terciado y escurrido. Se lo pusieron a huevo a los del "siete", que no cesaron en acordarse de su criador, con el que ya suelen meterse por norma cada vez que se viste de luces.

Pero quitando su pobre fachada, el novillo luego tuvo nobleza y cierta movilidad, a pesar de estar un poco atrancadito de atrás. Y González, que inició faena de rodillas, arrucina incluida, toreó limpio y ligado, pero siempre escondido detrás de la oreja, o, lo que es lo mismo, ventajista. La oreja que cortó, tras una estocada caída, tuvo el mismo valor que la bisutería de un todo a cien.

No pudo redondear con el quinto, que apuntó buenas maneras de inicio pero se vino muy a menos demasiado pronto. González anduvo voluntarioso, pero sin sacar prácticamente nada lucido de tan insulso y apagado antagonista, con el que se metió en la distancia corta a lo largo de una labor tan larga que al final se hizo hasta pesada, y en la que llegaron a sonarle hasta dos avisos.

Al primero de la noche, de El Freixo, también le protestaron de salida por su poca entidad. No anduvo tampoco sobrado de fuerzas, lo que hizo que se defendiera y soltara la cara en el último tercio.

En uno de esos cabezazos derribó a Tibo García, que había estado muy voluntarioso con él, y, una vez en el suelo, le pegó una tremenda paliza. El hombre se quejaba del costado izquierdo, pero no quiso meterse a la enfermería hasta dar muerte al animal. Digna actuación del francés, al que se le vio cositas muy prometedoras.

El cuarto tuvo todavía menos clase. La cara siempre por las nubes, los viajes cortísimos y volviéndose como una lagartija hasta que se acabó rajando. García volvió a estar por encima de las circunstancias en una faena mal rubricada con los aceros.

Había ganas de volver a ver a Ignacio Olmos después de la buena carta de presentación que dejó en la tarde de su debut en Madrid el pasado mes de abril, y, a decir verdad, en su primero, que no tuvo mal aire aun quedándose cortito, no le acabó de encontrar el sitio ni el pulso en una faena de escaso eco. Lo mejor, la estocada final.

Más centrado se le vio frente al desrazado sexto, al que robo alguno suelto de buena firma dentro de otro conjunto que no llegó a tomar el vuelo deseado. Tiene buen corte este Olmos, pero le falta oficio para pulirlo.

Madrid, jueves 4 de julio de 2019. 1ª del ciclo 'Cénate Las Ventas'. Un cuarto de plaza.

Tres novillos de 

 (1º, 2º y 3º), terciados, blandos, moviéndose, sin clase y a menos; y otros tantos de 

 (4º, 5º y 6º), feotes y de poco juego. Bruto y sin clase, el cuarto hasta que se rajó; muy apagado, el quinto; y sin raza, el sexto.

Tibo García, silencio y silencio tras aviso.

Rafael González, oreja con algunas protestas y silencio tras dos avisos.

Ignacio Olmos, ovación y silencio tras aviso.

Parte médico de Tibo García: "Contusión costal izquierda, pendiente de estudio radiológico".

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