VILLASECA (TOLEDO)

Puerta grande a la determinación de Francisco Montero ante la dureza de Monteviejo

El novillero Francisco Montero abrió este martes la última puerta grande de la Feria del Alfarero de Oro.

Francisco Montero en su salida a hombros el pasado año en Villaseca de la Sagra

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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La plaza de La Sagra, al igual que el pasado año, volvió a llenarse en el último festejo del Alfarero de Oro al reclamo de la novillada de Monteviejo. Los ‘vegavillares’ de Victorino Martín resultaron un conjunto duro de patas y exigente en su comportamiento. La emoción de su lidia mantuvo siempre el interés en los tendidos. Nadie se aburrió en toda la tarde.

Francisco Montero llegó a Villaseca a última hora para sustituir al lesionado Maxime Solera. Y lo aprovechó. Estuvo hecho un tío con el complicado tercero, un novillo que reponía mucho y embestía al bulto y con el que, a base de tragar, le acabó sometiendo. Faena vibrante que fue un continuo toma y daca que acabó de un espadazo en toda la yema. La estocada de la feria de la que salió el toro rodado. La oreja, de mucho peso y merecimiento.

El sexto fue un toro por cuajo y pitones al que Montero recibió a portagayola con el capote de paseo. Después, el de Monteviejo tuvo nobleza por el pitón derecho. Y por ahí levantó su faena el novillero. Hubo muletazos de mérito tirando mucho de la embestida del novillo. Un final por manoletinas dio paso a una estocada baja que no impidió que el público pidiese la oreja. El palco se hizo el duro, pero al final terminó por asomar el moquero blanco. La última puerta grande de la feria era para Francisco Montero.

Abrió plaza un animal flojito en los primeros tercios que en el de muleta se movió sin ritmo ni clase. José Cabrera, que había banderilleado con desigualdad, planteó un trasteo solvente en el que nunca le llegó el agua al cuello. Lo mató de una estocada muy trasera y fue silenciado.

El cuarto fue un utrero simplón con el que el almeriense volvió a mostrarse serio y capaz con este tipo de animales. Sin exquisiteces artísticas, sabe estar delante de ellos.

El primero del lote de Cristobal Reyes ofreció pocas opciones. Las que tuvo que las sacó el novillero a base de firmeza y de tirar mucho de la embestidas del utrero. Pero el mal uso de la espada lo emborronó todo.

El quinto rebañaba una barbaridad entre muletazo y muletazo y no le puso nada fáciles las cosas a Reyes, que tiró de bragueta para plantarle cara en una faena de escaso eco en los tendidos.

Villaseca de la Sagra (Toledo), martes 10 de septiembre de 2019. 5ª de Feria. Lleno aparente.

Novillos de 

, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Conjunto de comportamiento duro y exigente. El de mayor emoción, el tercero. El más manejable, el sexto. El resto no terminaron de romper.

José Cabrera, silencio y silencio.

Cristóbal Reyes, silencio y silencio.

Francisco Montero, que sustituía a Maxime Solera, oreja y oreja.

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