Puerta Grande para Castella y Durán en gran tarde de Morante en Zamora

Morante de la Puebla anduvo firme y decidido en el primer toro de la tarde. El astado de García Jiménez salió con brio y el de la Puebla supo aprovechar con el capote la nobleza y la buena condición, con verónicas muy templadas. Empujó en el caballo montado por Pedro Iturralde. Un inicio de faena de muleta por alto, muy pegado a tablas, para sacarlo a los medios con rodilla en tierra y medir la condición de toro de la casa Matilla. Viajó largo por ambos pitones, si bien es verdad que punteaba los engaños, defecto que supo corregir Morante llevándolo largo hasta el final del muletazo. Muy templado por el pitón izquierdo, con dos naturales de bella factura que encandilaron al respetable. Con la diestra le bajó la mano y se entregaron toro y torero. Mató de metesaca y estocada. Saludó una ovación.

En el cuarto de la tarde, se demostró que Morante no había venido a Zamora a probar su condición física. Muy por encima del toro, demostró con su eterodoxia que las faenas no tienen que estar cortadas por el mismo rasero. Buen pitón derecho, tapándole los defectos para poder ligar las series con esa despaciosidad que le caracteriza. Anduvo firme y decidido por la cara del toro. Sutileza, armonía y compás. Detalles y sobre todo con los recursos que le dan los años de trayectoria. Pinchazo y estocada. Oreja

Sebastián Castella tuvo en el primero de su lote, un toro deslucido y sin raza. Recortaba en banderillas y se apagó muy pronto en la muleta. El torero francés comenzó con cimientos firmes la faena, pero no tuvo opciones, ya que la falta de humillación fue una de sus características. Muy por encima Castella. Mal con los aceros.

En el quinto bis, también con el hierro de Hnos. García Jiménez, Castella anduvo resolutivo. Faena muy jaleada por el respetable, muy por encima de su oponente. Faena basada en el pitón derecho, templada y sacando todo el partido que tenía el toro. Al natural bordó el toreo, fácil, templado y pisando los terrenos que pedia el animal. Lo vacío al final del muletazo con la clase de los años de alternativa que tiene, con cambios de mano con mucho gusto. De menos a más tanto toro como torero. Excelente la ejecucion de la estocada. Dos orejas de ley.

Alberto Durán volvía a su plaza natal. Este tercero de la tarde fue un toro complicado. Quería, pero no podía. Aun a su escaso bagaje, anduvo firme y decidido. Faena que brindó a sus paisanos y a su padre, recientemente fallecido. Con ese clasicismo castellano y el oficio de la afición. Lo poco que tuvo el de Garcia Jiménez, muy deslucido y sin opciones, se lo supo sacar el zamorano. Siempre cruzado y echando la muleta al pitón contrario, sacó agua de un pozo seco. Y es que esa impronta del maestro, su maestro Andrés Vázquez, sigue muy presente en su tauromaquia. Mató de estocada. Una oreja.

En el que cerraba el festejo, durante el tercio de banderillas compartió los palos con los miembros de su cuadrilla poniendo el tercero al quiebro. Excelente colocación durante la faena de muleta, citando muy de verdad al natural, dando la distancia y el sitio que pedia el animal. Pechó con el peor lote de la tarde. Aun así tiró de recursos. Con la mano diestra cuajó series templadas pisando terrenos comprometidos. Supo ligar a media altura y mostrar lo poco que tenía el toro. Mató al encuentro de estocada caída. Oreja para el esportón.

Zamora, sábado 1 de julio de 2023. 2ª de Feria. Algo menos de media plaza.

Toros de

(incluido el 5º bis, que sustituyó a uno de Olga Jiménez que se lesionó contra un burladero), con cuajo pero muy desigual en cuanto a comportamiento. 1º, Noble, aplaudido en el arrastre. 2º, deslucido y sin raza. 3º, deslucido y complicado. 4º, encastado, a menos. 5º bis, noble y brabucón, a más. 6º, parado y sin opciones

Morante de la Puebla, ovación y oreja

Sebastián Castella, silencio tras aviso y dos orejas

Alberto Duran, oreja y oreja

Incidencias: Reaparecía Morante de la Puebla, después del percance sufrido en Badajoz y la expectación en Zamora no fue la esperada. Ni la celebración de los 10 años del torero local Alberto Duran, fue suficiente para llenar los tendidos.