MADRID

Puntúa el concepto de García Pulido en una infumable novillada en Moralzarzal

El novillero Guillermo García Pulido ha cortado la única oreja de la última novillada de la feria de Moralzarzal.

Guillermo García Pulido ante el novillo de Cerro Longo al que ha cortado una oreja

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Lo que tenía que ser una oportunidad para los que están empezando, la novillada que cerraba la feria de Moralzarzal ha sido como que los más jóvenes se pensasen muy en serio su futuro en esta profesión por culpa de lo que les han echado por toriles. Un encierro con tres ejemplares de Villanueva y otros tres de Cerro Longo… y a cuál más feo de hechuras. Novillos con tipología de avileños y cornamentas destartaladas. Si a todo ello le sumamos un fondo de casta bajo mínimos, el resultado final del festejo no ha pasado de discreto para los de luces.

Ancho de sienes y de destartaladas hechuras fue el novillo de Villanueva que abrió la novillada de Moralzarzal, un ejemplar que acometía al bulto y que se movió sin entrega ni estilo. Aitor Fernández estuvo digno y firme en todos los tercios, aunque el lucimiento artístico con semejante animal era una quimera. Eso si, con la espada dejó un feísimo metisaca en los blandos y una estocada enhebrada en el mismo lugar. Al final lo cazó de una estocada corta desprendida.

El cuarto fue un auténtico morucho de Cerro Longo de amplio trapío, pero malas ideas. Imposible ponerse delante para sacar alto lucido. Lo mejor de Aitor, la estocada con mucha habilidad que cobró al primer encuentro toricida. Dio una vuelta al ruedo tras una leve petición.

El segundo llevó el hierro de Villanueva y unas hechuras más armónicas que el abreplaza. Pero se parecía en su condición bruta y desclasada. García Pulido firmó una labor presidida por el temple y el aguante para conducir con mando y buen aire al novillo por los dos pitones. Enganchó siempre muy adelante para ganarle la acción a su oponente y no verse sorprendido ante el disparo que tenía el utrero cuando embestía. Pero un pinchazo previo a la estocada enfrió a los tendidos.

El castaño quinto, del hierro de Cerro Longo, sin ser nada del otro mundo, al menos se deslizó con cierta nobleza y franqueza en la faena de muleta. De nuevo García Pulido se mostró solvente y con el oficio aprendido. Tuvieron empáque las tandas en redondo y tragó las coladas cuando se puso al natural. Una estocada arriba dio paso a una oreja merecida por el conjunto de la tarde.

Trajo hechuras de cuatreño el tercero del festejo, primero con el hierro de Cerro Longo, que pareció moverse algo descoordinado en los primeros tercios. Lo asentó a base de temple Alejandro Peñaranda, que dejó dos tandas estimables por el pitón derecho. Pero hasta ahí duró el novillo. Por el izquierdo no tuvo ni uno. Lo despachó de una estocada delantera, previo pinchazo, que necesitó del descabello.

El sexto de Villanueva no tuvo nunca una embestida clara. Desde el capote midió mucho a Peñaranda y esa condición se mantuvo en el tercio de muleta. El albaceteño se mostró solvente ante la aspereza de su oponente. En ambos fue silenciado.

Moralzarzal (Madrid), lunes 26 de septiembre de 2022. 3ª de Feria. Un tercio de plaza.

Tres novillos de

(1º, 2º y 6º), de desiguales hechuras y juego descastado. Y tres de

(3º, 4º y 5º), de feas hechuras y poco juego. Manejable pero simplón el quinto, el menos malo.

Aitor Fernández, silencio tras aviso y vuelta.

Guillermo García Pulido, silencio tras aviso y oreja tras aviso.

Alejandro Peñaranda, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

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