6ª FERIA DE AGOSTO

Roca Rey abre la Puerta Grande, pero Fortes fue el que hizo el toreo en Málaga

El peruano salió a hombros en la tarde de su reaparición en los ruedos tras cortar tres orejas. Manzanares y Fortes, dos orejas.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El público que hoy día acude a los toros lo hace a la llamada del diestro peruano Roca Rey. Es la figura del momento, el que más llena las plazas y el que más puertas grandes puede llegar a obtener. Por ello es normal que la gente acuda en masa y agote el papel. Sin embargo, lo que parece que más le llama a este público no son unos buenos naturales, ni una tanda rotunda con la derecha, sino los arrimones y espectacularidad.

Cortó dos orejas Andrés en el sexto de la tarde, un toro bravo, que después se vino un poco a menos, pero con el que el peruano se pegó un auténtico arrimón, literalmente metido entre los pitones. Previamente lo había toreado sobre ambas manos sin mayor transcendencia entre el público, pero fue acortar distancias y cambiar la historia. Una buena estocada fue la previa a que un amable presidente le concediera las dos orejas.

En su primero, tercero de la tarde, basó su faena sobre la mano derecha, tenía que llevarlo enganchado en la muleta sino el de Daniel Ruiz soltaba la cara. Por el izquierdo era aún peor. El toro tenía un puntito de mansedumbre y se puso áspero. Una muy buena estocada le permitió cortar oreja.

Salió el segundo y Fortes lo recibió por verónicas, lo llevó por chicuelinas al paso con mucho sabor al caballo rematando con una media. Comenzó la faena de muleta en tablas por bajo, sacándoselo al tercio. Fortes estuvo haciendo al toro poco a poco, alargándole la embestida para cuando cogió la izquierda lograr unos naturales templados, con empaque, arrastrando la muleta y con los riñones encajados.

Si buena fue la faena a su primer toro, la segunda fue excelsa, llena de temple, de naturalidad, empaque y torería. Cada natural que le imprimía Saúl al de Daniel Ruiz era de foto, de recuerdo, de los que no se borran de la memoria. Pisó terrenos donde queman las zapatillas, pero Saúl no se movía ni un ápice, tranquilo, sin hacer el más mínimo gesto. Gustó a público y aficionados, pero un pinchazo deshizo la posibilidad de las dos orejas.

Manzanares volvía a La Malagueta después de cuatro años de ausencia y comenzó su tarde cortando una amable oreja pedida por parte del público, que no mayoría, que llenaba la plaza hasta los topes. Salió un feo toro de Daniel Ruiz que se tapaba por la cara. La suerte de picar no se hizo en condiciones. Lo más reseñable fue el quite Fortes por tres verónicas, excelsa la segunda, y una media.

La faena de muleta no pasó a mayores. Estuvo toreando sobre ambos pitones de uno a otro sin mayor relevancia, una tanda con la derecha fue la más rotunda.

El quinto fue otro toro muy escurrido, impropio de una plaza de primera categoría. Otra cosa fue el juego que dio. Toro con mucha clase, el ideal para Manzanares, que lo toreó a placer sobre todo con la diestra. Un cambio de mano y el natural llevándolo atrás crujieron La Malagueta. Faena con sello propio y rematada de una estocada que hizo que el público pidiera hasta una segunda oreja, que no fue concedida.

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