CORRIDAS GENERALES
Roca Rey recupera la frescura en Bilbao
Buena tarde del peruano que corta una oreja de cada uno de sus toros. El Juli y Perera, sin premio por la espada.
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No tuvo suerte El Juli con su primer toro de Jandilla. Un animal que desde el capote demostró que poseía un escaso fondo de casta y nula clase en sus embestidas. Frenado y muy mirón, el madrileño tiró de oficio para lidiarlo sobre las piernas y pasaportarlo con brevedad con algo más de media estocada.
Más alto de cruz y de feas hechuras salió el cuarto. Arrolló en banderillas a Fernando Pérez, que se libró en un par de ocasiones de las tarascadas del toro. Julián fue haciendo poco a poco al toro, remiso a embestir por derecho de inicio. Atornillado al ruedo, firme en los toques, Julián supo conducir con mando la incierta embestida del animal. Al natural supo dar dimensión a los muletazos, llegando a relajarse por momentos. También lo cuajó en redondo cuando se cambió la muleta de mano. Pero todo lo realizado quedó emborronado por el mal uso de la espada.
El buen momento de Miguel Ángel Perera salió a relucir con el soso segundo. A este toro de Jandilla, pese a su nobleza, le faltaron muchas cosas. Vino y fue sin ninguna maldad pero sin chispa. El extremeño muleteó con mucho temple en la primera mitad del trasteo. Sin embargo, éste explotó cuando acortó distancias y comenzó a hacer girar al toro alrededor de su anatomía. Firmeza y valor a partes iguales. Un pinchazo bajo y una estocada perpendicular dejaron el premio final en una ovación de reconocimiento.
Hubo un amago de pique en quites entre Perera y Roca Rey en el quinto. Por ajustadas chicuelinas el extremeño y por caleserinas el peruano. Tuvo emoción el inicio de la faena de Perera. Humilló el toro y mandó el torero por abajo. La ligazón como arma y el toro respondiendo a la exigencia del torero. Pero al de Jandilla se le acabó la gasolina demasiado pronto y esa intensidad inicial fue decayendo. No así la voluntad del diestro, que de nuevo se encasquilló en el manejo de los aceros, perdiendo cualquier posibilidad de trofeo.
El jabonero tercero fue un toro que tuvo un gran pitón izquierdo. La movilidad que tuvo en los primeros tercios trocó en humillación y clase cuando se desplazó por ese lado en el de muleta. Lo vio pronto Roca Rey, que tras su habitual inicio de faena con un pase cambiado por la espalda cogió rápido la zurda para ir desgranando tandas de limpieza y largura. Siempre por abajo, por donde era más agradecido el de Jandilla. Como lo mató de un perfecto volapié, se pidió y concedió el primer trofeo de la tarde.
El sexto fue otro toro altón pero el de menos perfiles de la corrida de Jandilla. El astado tuvo un notable pitón derecho, por donde se deslizó con franqueza y gran clase. Roca Rey mostró su versión más fresca y clásica. Todo rezumó torería. El temple, el ajuste, la cadencia, el ritmo y la profundidad que imprimió el peruano a su toreo. No hubo espacio para lo accesorio, la faena se sustentó en el toreo más serio y cabal. Un primer pinchazo antes de un perfecto volapié dio paso a otra oreja de mucho peso.
Bilbao (Vizcaya), martes 22 de agosto de 2017. 4ª de Feria. Casi tres cuartos.
Toros de
, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Mejor hechos los tres primeros. De juego manejable en conjunto. Destacaron la encastada embestida del sexto y la nobleza del tercero. A menos el buen quinto.
El Juli, silencio y saludos tras aviso.
Miguel Ángel Perera, saludos y saludos tras aviso.
Andrés Roca Rey, oreja y oreja.