MADRID

Román, entre el caos y la ilusión

El valenciano abre su primera puerta grande en Las Ventas cortando dos orejas. Detalles de clase de Iván Vicente.

Video thumbnail
00:00

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Venía Román de lidiar la de Cuadri en la Feria de Julio y un corridón de toros de Pedraza de Yeltes este lunes en Dax. Y al fondo, la miurada de Bilbao. Duro el camino elegido para llegar a la cima. El valenciano ya sabía lo que era hacer el paseíllo en Madrid el día de La Paloma. Siempre apuntes, pero faltaba rematar. El pelotazo llegó éste 15 de agosto con una mezcla de desorden estructural, entrega, toreo, inocencia y una proyección que le hacen subirse al carro de los jóvenes que piden paso con argumentos y triunfos.

La actuación de Román ante su primer toro fue un auténtico caos de ideas y planteamiento. El de La Reina cantó pronto su tendencia a meterse por dentro. Pues aún así, el inicio de faena fue una serie de estatuarios dando los adentros al animal. El toro, un precioso burraco, tuvo movilidad encastada y la muleta del valenciano fue demasiado volandera. Faltó mando y poder sobre la embestida. La voltereta llegó al iniciar una tanda con el pase de las flores. No hizo nada el toro por alcanzar a Román ya en el suelo y antes de que llegasen los capotes. Después hubo una tanda al natural a pies juntos más lograda y templada. Y como la espada viajó entera, se pidió y concedió la oreja que paseó.

El sexto fue un animal bravo en el caballo, con prontitud y empuje en el peto. Román planteó esta vez una faena de corto metraje. Mandones los doblones iniciales. Tres tandas a derechas de ligero trazo pero con la emoción de la sinceridad. Al natural llegó la mejor tanda, quizá la mejor, pero con el toro ya en declive. El volapié, certero, para amarrar otra oreja con la noche ya caída y la salida a hombros en el punto de mira. Román lo había logrado.

El resto de la corrida de José Miguel Arroyo ‘Joselito’ resultó de juego interesante. Hubo báscula, pero también buenas hechuras y fondo en varios ejemplares.

No tuvo ese fondo el lote de Iván Vicente. Su primero sobrepasó los seiscientos kilos. Pese a su volumen, venía hechurado el de La Reina. Sin embargo faltó motor para mover tanta carrocería. Volvía el madrileño tras su oreja en junio y con este oponente solo pudo estirarse con buen aire en el saludo a la verónica y dejar algún muletazo suelto de largo trazo. Se agarró al piso demasiado pronto el toro y no hubo opción de armar faena.

Para ver los mejores muletazos de la tarde hubo que esperar a que saltase el colorado cuarto. Sabrosos fueron los doblones iniciales. Por abajo, abriendo caminos, saliéndose hacia el tercio y con la naturalidad como bandera. Tuvo ritmo el de Joselito, pero de nuevo escasa correa. Iván dejó varias series de muleta de gran clase y despaciosidad. Todo muy medido. Las tandas, los tiempos. Al toro le faltó haber aguantado una tanda más para que la faena pudiese haber sido rematada. Un pinchazo previo a una gran estocada dejó todo en una ovación que supo a poco para lo visto. Aún así, el crédito sigue invariable para Iván Vicente.

El nervio con el que pareció salir el colorado segundo se acabó demasiado pronto. Tras su paso por el caballo, el de La Reina se desfondó en un abrir y cerrar de ojos. Juan Leal se empeñó además en las distancias cortas, por lo que aquello era acoso demasiado exigente para tan poco rival. Tanto alargó lo imposible que el toro se echó y tuvo que ser apuntillarlo sin ni siquiera montar la espada el diestro galo.

El quinto fue otro toro con cierta movilidad aunque le costó siempre empujar para ese último tramo de embestida. La exigencia llegaba cuando al astado le costaba salirse de los engaños. Hasta los medios de fue Juan Leal para iniciar la faena de rodillas. Después acortó distancias demasiado pronto. Y eso en Madrid no gusta. Quiso volver más tarde al toreo fundamental. Pero ni el toro ni el público lo permitieron ya.

Con la noche echada sobre Las Ventas, Román ponía rumbo a la calle de Alcalá a hombros. La Puerta Grande se abría de par en par para un valenciano. El verano madrileño sigue sirviendo, pese a lo que algunos piensan y obran.

Madrid, martes 15 de agosto de 2017. Festejo de La Paloma. Un cuarto de plaza.

Cinco toros de 

 y uno de 

 (6), bien presentados, con cuajo y bien hechurados. Desfondados 1º y 2º; encastados  3º y 5º; enclasado pero falto de fondo el 4º; bravo el 6º, el mejor del conjunto.

Iván Vicente, silencio tras aviso y saludos.

Juan Leal, silencio y silencio.

Román, oreja y oreja.

Temas relacionados

Programas

Último boletín

17:00H | 25 NOV 2024 | BOLETÍN