VALENCIA

Romero, Torres y Palacio destacan ante un excelente encierro de Daniel Ramos

La plaza de toros de Valencia ha acogido este viernes la primera clase práctica del ciclo Manuel Granero.

El novillero Nek Romero con las dos orejas conquistadas este viernes en Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Tras unas Fallas lejanas y pasadas por agua y un frío insoportable, la Plaza de Toros de Valencia volvió a abrir sus puertas para acoger una clase práctica dentro del certamen titulado “Ciclo Manuel Granero”. Tarde primaveral. En el año del centenario de Granero, la Diputación de Valencia ha confeccionado un programa de conferencias, mesas redondas, homenajes, recuerdos y este concurso de novilladas para los jóvenes aspirantes que sueñan, como soñó Manuel, en la gloria del toreo.

Un siglo después, Valencia sigue recordando a Granero, un violinista precoz que ocupó el trono vacante que dejó Joselito en Talavera. Tras la fatal y mortal cogida del torero del Barrio de El Pilar en Madrid, el de Granero, fue el entierro más multitudinario que han vivido las calles de Valencia. Posiblemente junto el del escritor Vicente Blasco Ibáñez, a quien Granero brindó un toro en la Plaza de Valencia.

Manuel Osuna, de la escuela taurina de Écija que dirige el matador de toros valenciano, José María Fijo El Ciento, anduvo con firmeza y sentido de la ortodoxia. El eral de Daniel Ramos tuvo celo y codicia. Bravo y encastado, con fijeza y duración. Excelente. Acertó Osuna en las medias distancias y en dejarle la muleta puesta. A veces faltó limpieza pero no claridad de ideas. El domecq de Borriol murió con la boca cerrada y la bravura encendida.

Borja Escudero, de la escuela de Alicante que dirige el torero alicantino de Petrer, Francisco José Palazón, mostró más tesón que oficio. Repetidor aunque soltando la cara el de Daniel Ramos. Berreón también. La muleta de Escudero no redujo el ímpetu enrazado del eral.

Nek Romero brindó a Toni Gázquez, director del Centro de Asuntos Taurinos de la Diputación de Valencia. Gázquez es el artífice y el ideólogo de que estos encuentros de escuelas taurinas se celebren en el coso de la calle Játiva. Antes del brindis, hubo un par de banderillas protagonizado por Juan Palacios, un banderillero negro, realmente inédito. Citó de rodillas, se fue cara al eral por derecho, lo saltó por encima y clavó arriba. El respetable quedó anonadado. Y suponemos que también Copete y Víctor Manuel Blázquez, que aconsejaban al novillero de Algemesí, con gran bagaje con los palos.

Nek quiso con la muleta volver por los cauces de lo ortodoxo. Hubo una serie con la izquierda soberbia, con los vuelos y los pies agarrados a la arena. Nek torea como hundido y atrapado en el suelo. El valor de los pies de plomo. Otro novillo de nota, nobleza y celo. Romero domina la situación y el escenario. Está para compromisos de mayor entidad. Dos orejas.

Emilio Ricard, de la escuela taurina del CITAR de Guadalajara, escuchaba las directrices de Luis Miguel Encabo. Quiso hacer las cosas con gusto y sentido del toreo. De forma soberbia toreó con la mano derecha, por abajo. Sin terminar de estructurar la faena, los muletazos tuvieron profundidad y limpieza, propiciado por el recorrido del eral, que berreaba pero la tomó con codicia y nobleza.

El quite de Aaron Palacio al cuarto ya tuvo el sello de su clase y su distinguida expresión. El novillero aragonés, de la escuela de Mar de Nubes, sabe torear y quiere torear despacio. Las cosas de Palacio -y sus muñecas- van despacio, que dice el refrán. Un torete era el quinto, precioso, con cuajo, bien hecho y guapo. Pero con malas ideas. Un cabrón con carbón. Oleadas, arreones: incierto. Le hubiera venido bien un puyazo y que el inicio hubiera sido por abajo. Los primeros diez muletazos son clave, me dijo un día el maestro Santiago López. La faena fue casi toda con la mano izquierda, la mano del torete. Por el derecho era un barrabás. Mucho mérito el de Aarón, que no perdió nunca los papeles y firmó naturales de bella factura y hermoso trazo. Tres volteretas se llevó el maño. Ganas de verlo otra vez. Apunten su nombre: Aaron Palacio.

Cerró plaza el salmantino Cristiano Torres. El sexto de Daniel Ramos fue, literalmente, una máquina de embestir. El animal criado en la finca de Les Ermites se comía la muleta. Encastado, codicioso, pronto, embestía con todo y embistió hasta el final, que es el lema del ganadero. Le dieron una merecidísima vuelta al ruedo. Cierto que al final se quiso desentender pero el juego del novillo fue sensacional. Torres corrió bien la mano, especialmente la derecha. Asentado y con buen criterio. Cortó las dos orejas tras una labor decidida y comprometida. Hay futuro y bravura en la Comunidad Valenciana: la mejor noticia de la tarde.

Valencia, viernes, 6 de mayo de 2022. 1ª clase práctica dentro del ciclo “Manuel Granero”. Más de 1.500 personas.

Erales de Daniel Ramos, de buena presentación y excelente juego. Bravo y a más el primero, encastado el segundo, de nobleza superior el tercero, bueno el cuarto, muy complicado el serio quinto, sensacional el sexto, premiado con la vuelta al ruedo.

Manuel Osuna, de la escuela taurina de Ecija, palmas.

Borja Escudero, de la escuela taurina de Alicante, silencio.

Nek Romero, de la Escuela de Tauromaquia de Valencia, dos orejas.

Emilio Ricard, de la escuela taurina Citar de Guadalajara, ovación.

Aaron Palacio, de la escuela taurina Mar de Nubes, oreja.

Cristiano Torres, de la escuela taurina de Salamanca, dos orejas.

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