7ª FERIA DE OTOÑO

Rubén Núñez se lleva el 'Camino hacia Las Ventas' con una colosal novillada de Jandilla

El novillero mejicano Rubén Núñez pinchó la puerta grande con la espada y se impuso a las buenas maneras del español Juan Herrero.

Rubén Núñez durante la faena al novillo de Jandilla en el que dio la vuelta al ruedo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Madrid presentó una gran entrada en la octava de abono para celebrar la final del certamen 'Camino hacia Las Ventas', que dejó momentos de gran toreo y que destacó por una novillada para cortar 12 orejas de Jandilla. El fallo a espadas dejó el marcador a cero, pero los novilleros Rubén Núñez y Juan Herrero dejaron claro que tienen mimbres para ser toreros. La nota a destacar, el gran número de gente joven que pobló los tendidos de Las Ventas, llamados más bien por la terraza de Ochoa, otrora triunfador de esta novillada de otoño, que por el festejo. Por algo se empieza.

Recibió Rubén Núñez al primer eral de la tarde con una larga de rodillas al hilo de las tablas y templadas verónicas. Quitó por gaoneras Juan Herrero y replicó el mejicano por faroles y gaoneras de rodillas. Sufrió una cogida sin consecuencias y resolvió rápido con una larga cordobesa muy ceñida y acompasada. Brindó a uno de sus mentores en el CITAR.

Inició la faena de muleta en los medios pasándolo por estatutarios. Embistió muy despacio y con un ritmo propicio para hacer el toreo bueno. Núñez quiso agradar en todo momento. No se ajustó en exceso, pero toreó muy despacio y consiguió ligar tandas que cayeron bien en los tendidos, pero solo bien. La plaza estaba fría, mucha entrada regalada por los abonados y otras tantas de las de "vente y colorea los tendidos".

Pegó muchos muletazos y pocos fueron para lo que admitía el extraordinario novillo de Jandilla, Rebujino de nombre. La espada se le fue a los bajos y arruinó cualquier conato de triunfo. La gran ovación del primer acto se la llevó el eral, que en otra plaza igual hubiese corrido mejor suerte.

Con el cuarto volvió a demostrar que está muy hecho con el capote, saca las manos y sabe esperarlos para componer la figura. Replicó por lopecinas a un buen quite al estilo de Chicuelo de un entonado Juan Herrero. Brindó la faena al público y dejó un prólogo de rodillas al hilo de las tablas que despertó a la plaza. Cambió el viaje por la espalda en dos ocasiones con mucho mérito.

En los medios, toreó en redondo con la derecha con mucho gusto. Se coloca muy bien el mejicano y eso siempre es positivo para el rendimiento de los novillos. En un cambio de mano dejó un natural que crujió Madrid. La faena fue intermitente y no terminó de cuajar. Llenó el escenario en coquetos pases de pecho, pero se perdió en naderías con el toreo fundamental. También hay que apuntar que Las Ventas no le hizo ni caso, fueraparte de las funcionariales ovaciones de final de tanda. Hizo guardia la espada al primer intento y dejó una tremenda estocada al segundo que tardó en hacer efecto. Una lástima, pues tenía cortada la oreja.

Juan Herrero intentó lucirse de salida con el segundo, pero se atragantó. El tercio de quites, que compartió con Alejandro Chicharro, fue muy deslucido. Supo consentirle muchas miradas con la muleta y expuso siempre con el pecho por delante. Tiró del de Jandilla, un novillo con muy mal estilo, hasta que consiguió robarle algún derechazo estimable.

Su labor fue más para aficionados que para el dormido público de Las Ventas. Desde luego que Herrero tiene ya madera de torero como para pasar al escalafón del castoreño. La espada cayó muy tendida y necesitó de un golpe de descabello para despenar al eral. Saludó una cariñosa ovación.

Al quinto lo intentó torear con mucho gusto de salida, pero no rompió el animal en el percal de Herrero. Le brindó el eral a El Fundi, que se llevó una sonora bronca por parte de la afición madrileña de verdad. Él sabrá en los jaleos que se mete. Con la muleta, Herrero anduvo muy firme y aprovechó las templadas embestidas del de Jandilla, aunque se perdió a veces por querer gustarse tanto. Los pases de pecho, carteles de toros.

Pecó en ocasiones de falta de colocación y de un toreo perfilero que no gusta en Madrid, pero lo enmendó con toreros remates. Ligó mucho, aunque el tendido no terminó de encajar las series. Más pendiente en ocasiones de mirar al tendido que de torear el novillo. Lo mejor, una tanda para cerrar al eral en tablas con torerísimos muletazos por bajo. Dejó una estocada entera y contraria y escuchó un aviso.

Alejandro Chicharro no lo vio claro de salida con el capote. Muy basto cuando quiso engancharlo para torear. Tardó Chicharro en entender las codiciosas embestidas de Vistoso, hasta que consiguió hilvanar tres naturales que calentaron el ambiente. Fue un visto y no visto. Volvió a abusar de toques excesivamente bruscos y ni así consiguió desacompasar al tremendo eral.

Nunca estuvo a la altura y tampoco destacó por la exposición. Le costó aguantarle los parones, todos provocados por él. Entendible, por otra parte, dada su bisoñez. Lo mejor llegó en una tanda a pies juntos con la zurda. Se atrancó con la espada en tres pinchazos. Aún así, saludo una ovación.

Brindó al público la faena al sexto de la tarde y esa fue la única ovación que recibió, porque en su labor de muleta no entendió nunca lo que demandaba otro extraordinario novillo de Jandilla. Tandas muy extrañas, cada muletazo en un sitio, con una colocación más propia del juego del calamar. Volvió a naufragar con la espada. Uno más en esto y ese no es el camino. Ni la hechura.

A destacar, por lo malo, tres detalles. El bochorno del minuto de silencio por Gonzalito, mozo de espadas de Curro Romero, fallecido este sábado, que fue saboteado por cuatro payasos que no deben haber venido nunca a los toros. Otro, el feo detalle de no arrancar una ovación a la terna tras romperse el paseíllo. Hay que animar a la cantera y más en un festejo de este tipo. Por último, la ovación que no se llevó el mayoral de Jandilla. Si hubiese sido gris el pelaje, otro gallo cantaría.

Madrid, sábado 9 de octubre de 2021. 7ª de la Feria de Otoño. Casi media plaza sobre el aforo permitido.

Erales de Jandilla, correctos de presentación y de gran juego. Salvo el segundo, más deslucido, todos destacaron por su bravura, ritmo y calidad.

Rubén Núñez, saludos y vuelta al ruedo con protestas.

Juan Herrero, saludos y vuelta al ruedo tras aviso con petición de oreja.

Alejandro Chicharro, saludos y silencio

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