MADRID

Saldo ganadero, poco espectáculo y paupérrima entrada en Las Ventas

Álvaro Lorenzo, única vuelta al ruedo en un festejo con toros de hasta cuatro hierros que saltaron al ruedo venteño.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La escasa raza o la falta de fuerzas de los seis astados de cuatro hierros distintos lidiados hoy en Las Ventas hizo insustancial una corrida de toros en la que solo Álvaro Lorenzo logró lucir mínimamente frente a una paupérrima entrada de público, con no más de dos mil personas en los tendidos.

Esa escasísima asistencia de espectadores -en su mayoría turistas- se podría achacar, a primera vista, al calor bochornoso que reinó en la capital, pero no cabe olvidar tampoco la falta de promoción que, una vez acabado el rentable abono de San Isidro, la empresa Plaza 1 hace de este tipo de espectáculos veraniegos.

Pero más allá del aforo, lo peor de la tarde, y lo que hundió su resultado, fue el desigual saldo ganadero lidiado, con toros de feas hechuras o de muy escaso trapío para este ruedo, lo que sí es achacable a la falta de previsión y de acierto de la empresa, que por eso mismo volvió a escuchar gritos de dimisión por parte del sector más exigente.

Y es de lamentar ese manifiesto desinterés de la organización por los festejos menos rentables de la temporada, pues, aun así, son los que, en una plaza de este nivel, pueden ayudar a sacar toreros para la que se antoja urgente renovación del escalafón, y no como en el de hoy, en la que volvieron a hundirse las aspiraciones de tres matadores jóvenes y candidatos al relevo.

José Ruiz Muñoz, sobrino nieto de Curro Romero, vino a confirmar su alternativa tras una lucida actuación en la Feria de Abril, y solo pudo dejar destellos de sus buenas maneras con el boyancón de Vellosino que abrió plaza, una vez que, con un profundo desconocimiento del ritual, tanto el padrino como el toricantano fueron a pedir permiso a la presidencia.

Con el sexto, un toro sin fuerzas y que se defendió rebrincándose, el sevillano estuvo más tesonero que lucido.

José Garrido, por su parte, logró controlar con buen temple y mando las medias arrancadas de un astado de Lagunajanda al que desengañó de su acusada querencia a tablas, al revés de lo que le sucedió con un voluminoso sobrero de Las Ramblas que no dejó de protestar a cabezazos.

Los escasos momentos de lucimiento de la corrida llegaron de la mano de Álvaro Lorenzo con el quinto, una vez que la lidia del impresentable tercero, un toro sin cuajo alguno de Vellosino, se vivió entre constantes protestas y "!miaus!".

En cambio, ese quinto de Martín Lorca, un remiendo de remiendos -la empresa anunció primero toros de Los Bayones y luego de Las Ramblas- embistió con claridad dentro de la limitación de unas fuerzas que el toledano supo administrar con suavidad y ajuste, sin exigirle demasiado en el trazo.

Logro así ligar dos o tres tandas estimables con la derecha y unos buenos ayudados por alto, pero su falta de acople al natural, por donde la faena bajó de nivel, hizo que lo que iba camino de oreja se quedara solo en una vuelta al ruedo.

Madrid, domingo 2 de julio de 2023. Corrida de la Juventud. Poco más de dos mil espectadores.

Dos toros de

, dos de

(2º y 6º), uno de

(5º) y uno de

(4º, sobrero, sustituto del 2º de Vellosino, devuelto), todos cinqueños, que compusieron un muy dispar saldo ganadero, muy desigual de volúmenes y defensas. Con el común denominador de una falta de raza o de fuerzas más o menos acusada, alguno resultó manejable, como el quinto, y no plantearon excesivos problemas.

José Garrido, ovación y silencio.

Álvaro Lorenzo, silencio y vuelta al ruedo tras petición de oreja y aviso.

Ruiz Muñoz, que confirmaba la alternativa, silencio y silencio.

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