1ª FERIA DE JULIO

Samuel Navalón: ADN, trazas y zarpas de figura

Notable dimensión del novillero de Ayora, que corta una oreja tras cuajar la faena de la tarde y perder las dos orejas con la espada.

Samuel Navalón con la oreja cortada este jueves en Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Todo lo que no hubiera sido ver a los tres novilleros arrimarse como perros, por los aires o a hombros, hubiera sido una decepción en un cartel estelar programado dentro de la Feria de Julio. De todo pasó, a medias. Sólo que Navalón no salió a hombros por no culminar con la espada una faena compacta y maciza. Excelente dimensión del novillero valenciano de Ayora, que se postula como uno de los toreros del futuro inminente.

Navalón le recetó dos faroles de rodillas al tercero. En el tercio. De rodillas también fue el inicio. En redondo, en los medios. Encajados los riñones, engrasadas las muñecas. Inteligente en los tiempos, acertado en las distancias. Siempre fue importante torear sin toro. Y Navalón sabe que lo sigue siendo. Una serie en redondo fue cumbre por maciza y templada. Rotunda y torera. El de pecho a la hombrera, el trincherazo con sabor y poder. Navalón le hizo al novillo lo que las figuras les hacen a los toros. Fue obra maciza y sólida, de torero hecho que tomará la alternativa en Albacete de manos de Manzanares y Roca Rey. Las bernadinas finales y el desplante fueron la ratificación del triunfo antes de la espada. Perdió un triunfo superlativo en la suerte suprema.

Samuel Navalón se fue a porta gayola en el sexto, de constitución miureña. Alto, largo, huesudo… Devuelto a los corrales por petición popular. Boleto se llamaba el sobrero. Navalón tiene todos los boletos para funcionar: zarpas, inteligencia, capacidad, condiciones... Volvió a irse a la puerta de chiqueros. También lo devolvieron. Con el sexto tris, se repitió la escena. A las 22:30 brindaba el sexto Navalón al público. La luna asomaba arriba de los chiqueros. Una pena que no rompiera el novillo, desrazado, incómodo. Rajado. Vulgar. El que va a romper, más pronto que tarde, va a ser Samuel Navalón.

El terciado primero aparentó tener problemas de motricidad, como renqueante la embestida. Nek brindó al público, que acudió en buena medida en tarde de ola de calor. Sin ritmo y sin gracia el de Núñez de Tarifa. Faena de sobe y paciencia. Punteó además el utrero. Hubo un par de naturales de hermosa factura. Un oasis que rompió la monotonía.

Genuflexo recibió Nek al astifinísimo cuarto. Y de rodillas la faena de muleta. Brindó al maestro Santiago López. Se percibió agradecimiento o despedida de novillero. El novillo embistió sin entrega, insulso, sin emoción ni calidades. Una serie con la derecha hizo arrancar la música y levantar la esperanza. Pero no se levantó.

La monotonía la rompió Samuel Navalón con un excepcional quite por chicuelinas al segundo. El garbo, el poder, la sutileza. Todo junto. Replicó Jarocho a la verónica. Clásico: tres y media. El segundo novillo fue notable. Tuvo brío, celo y nobleza. Banderilleó con exposición Jarocho. Los inicios son claves y el inicio de Jarocho tuvo más corazón que razón. Jarocho derrochó firmeza y actitud. En un descuido se libró de un desenlace fatal. Le dio la vuelta por los aires. Lo zarandeó. Se levantó sin aparente herida. Un milagro.

El quinto fue novillo bien hecho. Dejó hacer y estar. Más centrado Jarocho en este que en su primer turno. Reinó el murmullo en los tendidos. Le recetó una fenomenal estocada.

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