23ª SAN ISIDRO

‘Samueles’ para la foto pero no para el toreo

Corrida muy seria pero vacía por dentro de los hierros de la familia Flores y una meritoria tarde de la terna actuante con semejante material.

Pase de pecho de Damián Castaño al toro de su confirmación de alternativa

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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“¡Por fin el toro de Madrid!” se escuchó durante la lidia del segundo toro del festejo. Pues apañados íbamos si saliesen durante treinta días un desfile de tanta leña por delante como de comportamiento descastado por dentro. Es lo que tiene confundir el culo con las témporas. La corrida de Samuel e Isabel Flores fue solo eso, pura fachada. Toros cornalones, cuerpos enormes pero, después, toros sin el más mínimo comportamiento de bravo. Un muestrario de bueyes de tiro que no tuvieron entrega ni casta. Preciosos para ser fotografiados en el campo o en la plaza. Pero no para el toreo que se demanda hoy en día.

La primera ovación para desperezar la tarde se la llevó el hondo trapío de ‘Peinanovias’, el toro de Isabel Flores con el que iba a confirmar la alternativa Damián Castaño. Diez años después de tomarla, por fin el salmantino veía cumplido su sueño de torear en Madrid como matador de toros. El animal ya cantó pronto su condición mansa. Se dolió en varas y salió suelto sin querer saber nada de los engaños. Tras la ceremonia, Damián la presentó la diestra. Distancia para aprovechar las inercias. Otra cuestión era cuando estas se acaban tras el segundo muletazo. Entonces llegaba el sabor agrio de ‘samuel’. Coladas, derrotes a la altura del mentón. Tras un ‘crochet’ a la mandíbula, el diestro se asentó y firmó una tanda ligada y templada en redondo. Pero hasta ahí permitió el toro. Al natural no tuvo ni uno. Lo cazó con habilidad al segundo intento, aunque la espada viajó a los bajos.

El sexto, muy ancho de sienes, fue otro ejemplar manso y correoso. Se puso muy de verdad Damián. Firme y atalonado para tirar de unas embestidas ayunas de clase y entrega. Mucho mérito tuvo lo que realizó el menor de los hermanos Castaño, intentando torear como si fuese bueno a un toro que no lo era. Con la espada, eso sí, debe mejorar el punto de mira.

El primero de lote de Fernando Robleño, como tarjeta de visita, intentó en dos ocasiones saltar al callejón. Más liviano de peso, pero largo de viga, muy ancho de mazorcas y muy blando de remos. Después, el buey no tuvo ni un pase. Parado, moviéndose con aires cansinos. El madrileño se puso por los dos pitones, pero la emoción y el torero eran una quimera con semejante semoviente enfrente. Aun así, Robleño le robó sin que se diese cuenta el toro tres naturales de mucho mérito, tirando de la embestida. Pero hasta ahí llegó todo el lucimiento. La estocada hizo guardia y tuvo poca muerte. Acabó echándose tras los reiterados fallos con el descabello del torero.

La cabeza del cuarto era pavorosa se mirase como se mirase. De largo y astifino desarrollo del pitón. Luego pasó sin mucho celo por todos los tercios de la lidia. Robleño, muy profesional con él, lo reventó de un soberbio espadazo que tuvo su reconocimiento desde los tendidos en forma de ovación desde el tercio. Lo que fue de chiste fue la que se llevó el toro camino del desolladero.

El tercero, serio pero de poco perfil, acabó regresando por donde salió por su manifiesta falta de fuerzas en sus extremidades. El sobrero lució el hierro de José Cruz, que tampoco fue un dechado de fortaleza. El toro del hierro salmantino se movió, sin ritmo, pero se movió. Morenito de Aranda dejó algún muletazo al natural de buen trazo, pero aquello no terminó de romper nunca. Se tiró muy derecho tras la espada.y dejó un buen volapié que tumbó al toro.

Pase de pecho de Morenito de Aranda al quinto toro del hierro de Isabel Flores

Pase de pecho de Morenito de Aranda al quinto toro del hierro de Isabel Flores

El quinto hizo pelea de bravo en la primera vara que tomó. Empujó y recargó con riñones. No así en la segunda, donde se lo pensó más y cabeceó cuando sintió el hierro. Fernando Sánchez dejó un gran segundo par en el tercio de banderillas antes de que su jefe de filas se fajase en una faena con intermitencias con el toro de Isabel Flores. El astado tuvo cierta chispa, pero también unas ganas terribles de salir de najas cada vez que el burgalés le ponía la muleta por delante. Algún derechazo tuvo la emoción propia de la violencia que imponía la descompuesta embestida del toro. Al natural, ya con el toro venido a menos, hubo una serie de buena composición estética. Sonó el aviso antes de montar la espada. Donde tuvo menos convicción Morenito fue a la hora de atacar con la espada en el primer envite. En el segundo, el acero se fue a los blandos.

Madrid, lunes 30 de mayo de 2022. 23ª de Feria. Dos tercios largos de plaza (15.344 espectadores según la empresa).

Tres toros de Isabel Flores (1º, 2º y 5º) y dos de Samuel Flores (4º y 6º), muy serios de cara pero de desiguales dentro de sus entipadas hechuras. Mansos, descastados y sin entrega. Solo el quinto se movió con emoción. Un sobrero de José Cruz (3º bis), de correcta presencia, manejable pero flojo.

Fernando Robleño, silencio y saludos.

Morenito de Aranda, saludos y ovación tras dos avisos.

Damián Castaño, que confirmaba alternativa, silencio y silencio.

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