1ª FERIA DE AGOSTO
Solitaria oreja para José Garrido en una infumable corrida de Pallarés en Málaga
David de Miranda resultó herido con una cornada interna en el muslo derecho y Lavado tomó la alternativa sin suerte.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Llegaba el día soñado por todo joven torero que aspira a convertirse en matador de toros. Llegaba el día soñado por José Antonio Lavado. Después de tantos años luchando desde que con 9 años se apuntara a la escuela taurina de Málaga, llegó el día de tomar la alternativa de manos de José Garrido y con David de Miranda de testigo.
El toro de su alternativa, 'Artillero', número 90, de Pallarés, no le permitió estirarse con el capote. Se le quedaba debajo de las manos y tuvo que sacárselo hacia el centro del ruedo andándole hacia atrás. Después de la ceremonia de la alternativa le brindó a su padre "el toro de su vida", le dijo, y lo recordará, no como el toro soñado pero sí al que pudo enjaretar alguna tanda con la mano izquierda de gusto y torería.
En su segundo tampoco pudo lucirse con el capote. El toro hizo lo mismo que sus hermanos: quedarse corto y volverse sobre las manos. Pero Lavado volvió a estar inteligente y se lo sacó, de nuevo, andándole hacia atrás y bajándole mucho el capote.
Brindó a su compañero y banderillero de confianza Alejandro Sánchez, pero la condición del de Pallarés no era idónea para el lucimiento. Toro muy parado, soso, entrando andando a la muleta, un 'regalito'. Acortó terrenos y Lavado sacó la raza que le caracteriza. El público se lo agradeció con una cariñosa ovación.
David de Miranda volvía a Málaga y lo hacía respaldado de los últimos triunfos obtenidos en su tierra, Huelva. Lanceó el capote a la verónica con mano baja y gusto, rematando con una media. Ya con la muleta se encontró con un animal muy parado y que medía más que un sastre, muy probón sobre ambos pitones. En un pase de pecho, en un derrote que soltó el toro, lo alcanzó y lo levantó del suelo, propinándole una cornada interna en el muslo.
José Garrido derrochó su gusto con el capote en su primer toro de la tarde con tres verónicas de mano baja y rematando con una media a la cadera. Derrochó ganas con la muleta el extremeño, pero el animal, al igual que todos los del encierro de Pallarés, fue manso, entraba andando y soltando un tornillazo al final de cada muletazo. Después de una gran estocada el público le pidió la oreja que el palco tuvo a bien concederla.
Tanto en el cuarto toro, como en el sexto, el lidiado por David de Miranda, apenas pudo hacer nada Garrido, uno porque terminó en la puerta de toriles, huyendo de cualquier afrenta y poniéndose muy difícil para montarle la espada; y otro, el último, porque fue un auténtico marmolillo, muy protestado por un público ya cabreado con el juego de los toros.