Talavante marca diferencias y sale a hombros con Perera y Ginés en Olivenza

Dio una tregua el agua antes de comenzar el tercer festejo de la Feria de Olivenza. La baja de El Juli no mermó la asistencia fiel del público que se acerca hasta este rincón español con alma portuguesa al reclamo de sus festejos taurinos.

Después de una matinal en la que los toros de Joselito impusieron su seriedad, la realidad de las figuras nos devolvió por la tarde a otro tipo de animal más terciado con divisa negra en recuerdo a su criador Domingo Hernández.

Así se vio con el primero de Garcigrande que lidió Miguel Ángel Perera. Al límite de la presentación mínima exigida en una plaza de segunda como es Olivenza y al limite de las fuerzas y del nivel de casta. El toro pasó de puntillas por el caballo y mostró su tendencia a salir suelto de los engaños. El diestro extremeño se lo llevó a los medios, donde impuso su dominio a base de llevar muy tapado al toro. Una tanda sin ayuda de la espada fue la cima del trasteo. El toro sacó la bandera blanca de la rendición. Una estocada certera dio paso a que Perera pasease el primer trofeo de la tarde.

Bajó todavía un punto más el trapío del segundo. Sin embargo el toro tuvo encastada transmisión en el último tercio. Pareció desatarse la tormenta perfecta cuando las nubes comenzaron a jarrear agua y Talavante, tras brindar a Justo Hernández, cogió la muleta con la zurda para iniciar la faena con la máxima 'chenelista'. Pronto y en la mano debió pensar. La primera tanda por ese lado tuvo reunión en los embroques y profundidad en el trazo. Como una segunda en redondo donde crujió la plaza. El toro embestía con celo y notable tranco. Pero después molestó el viento y todo se desbarató. De más a menos la faena del extremeño. Enterró la espada después de un pinchazo para sumar una oreja.

Ginés Marín sumaba el primero de sus dos paseíllos en el ciclo oliventino por la baja de El Juli. Y rápido se aseguró la salida a hombros tras cuajar de principio a fin a su primer toro. El de Domingo Hernández, de bastas hechuras pero con cuello para descolgar, sirvió para el triunfo. Quitó por gaoneras mirando al tendido e inició la faena de rodillas toreando templado y relajado. La faena estuvo presidida por el temple y la facilidad de Ginés. Todo muy a compás. Sin estridencias. Y el final por bernadinas cambiando el viaje al toro. Una estocada en la yema ayudó a la concesión del doble trofeo.

De aniñada expresión y breve anatomía salió el cuarto toro del hierro salmantino. Bajo la lluvia y el viento imperante parecía complicado el gobierno sobre las embestidas del animal. Pero Perera lo consiguió a base de mano baja y firmeza de plantas. La ligazón como fin ante otro toro colaborador pero rajado en tablas a última hora. Y el final bajo sus premisas de la estrechez de espacios en los terrenos del toro. Lo cazó al segundo intento y a sus manos fue a parar la oreja que le hacía falta para la salida a hombros.

Pero donde se marcaron diferencias en la tarde fue en el segundo del lote de Talavante. Se lo dejó crudo en el caballo para después hilvanar una labor marcada y presidida por la inspiración y la pureza. Todo muy ajustado, los naturales brotaron con majestad y empaque. Un natural brotó ceñido y se perdió eterno más allá de la cadera de Talavante. Ahí marca diferencias el torero extremeño. Como su inspiración en los remates. La estocada arriba y el susto para Julio López al ir a apuntillar al toro. Las dos orejas fueron de clamor.

No pudo redondear su actuación Ginés con el deslucido sexto. Siempre a la defensiva el toro, el joven torero tiró por la calle de en medio y lo avío con prontitud.

Olivenza (Badajoz), sábado 3 de marzo de 2018. 3° de Feria. Tres cuartos largos de plaza.

Dos toros de 

(1° y 2°) y cuatro de 

, de terciada presencia todos. De juego manejable en conjunto aunque muy justos de raza. Casi todos se rajaron. El de menos prestaciones, el sexto.

Miguel Ángel Perera, oreja y oreja.

Alejandro Talavante, oreja y dos orejas tras aviso.

Ginés Marín, dos orejas y silencio.