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Temple de Ferrera, encaje de Urdiales y gusto de Aguado en Medina del Campo
Antonio Ferrera, Diego Urdiales y Pablo Aguado han salido a hombros este sábado en la plaza de Medina del Campo.
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El toro de Núñez de Tarifa que abrió el festejo en Medina del Campo estuvo lastrado por una invalidez más que patente en sus extremidades. Tras un saludo capotero variado de Antonio Ferrera, la faena de muleta fue un simulacro de toreo a media altura carente de cualquier emoción y trascendencia a los tendidos.
El jabonero cuarto sacó un gran fondo de nobleza, a ello contribuyó un Ferrera que administró alturas y distancias para ir firmando tandas limpias y con golpes de esa inspiración impostada tan suya y que tanto llega a los tendidos, que acabaron rendidos a la puesta en escena y al temple del diestro. Se vino al paso para entrar a matar dejando un golletazo que tumbó al toro. Marró el tercero con la puntilla y levantó al animal, pero no fue impedimento para la concesión del doble premio.
El primero del lote de Diego Urdiales mostró pronto tanto su buena condición en forma de nobleza y clase como su escasísima fortaleza de remos. El riojano tiró de temple y mimo para levantar un trasteo en el que nadie creía. Paciencia tuvo Urdiales hasta conseguir un par de tandas de buen trazo. Una estocada eficaz dio paso a una petición de oreja cogida con alfileres. Como la oreja que finalmente paseó.
Los pasajes más rotundos y los muletazos con más enjundia de la tarde los firmó Diego en el quinto, un toro de contado poder, pero noble condición. Siempre colocado en el sitio, el de Arnedo tiró de la embestida con encaje y profundidad. No fue una faena compacta, pero sí dejó muletazos de gran armonía. Cortó una oreja después de una estocada desprendida.
Pablo Aguado se las vio en primer lugar con un toro muy a modo para su concepto. De una suavidad excelsa y sin excesos de casta, el de Núñez de Tarifa le dejó al sevillano firmar varias tandas a derechas plenas de temple y empaque. Después comenzó a pararse y Pablo tuvo que insistir más en la distancia corta para terminar de exprimir lo poco que le quedaba al toro. Un pinchazo y una estocada habilidosa propiciaron que obtuviese un trofeo.
La faena al sexto fue buen compendio de naturalidad y gusto a partes iguales. El toro embistió con franqueza y clase para que Aguado lo cuajase con tandas sabrosas de temple y estética. La estocada, arriba, no fue tan letal como se esperaba y tardó en echarse el toro. Aún así, Aguado paseó las dos orejas.
Medina del Campo (Valladolid), sábado 3 de septiembre de 2022. Casi tres cuartos de plaza.
Toros de
, muy desiguales de presentación, más tercidos los tres primeros y más cuajados los tres últimos. Conjunto noble y de juego colaborador aunque sin exceso de raza y fuerza.
Antonio Ferrera, saludos y dos orejas tras dos avisos.
Diego Urdiales, oreja y oreja.
Pablo Aguado, oreja y dos orejas.