FERIA DE SAN BLAS

Toñete y Alejandro Gardel puntúan sin convencer en Valdemorillo

Una deslucida y descastada novillada de Montealto condicionó el festejo inaugural del ciclo serrano.

Alejandro Gardel con la oreja conquistada este domingo en la plaza de Valdemorillo.

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Con la nieve como protagonista fuera del coso cubierto de Valdemorillo se inició  este domingo su Feria de San Blas. Un minuto de silencio en memoria de Domingo Hernández rompió el paseíllo que trenzaron tres jóvenes novilleros que hacían su debut en la plaza de La Candelaria.

Sin embargo, en el ruedo hubo pocos argumentos a pesar de las dos orejas que se cortaron en el trascurso del festejo. La novillada de Montealto, con algún utrero excesivamente astigordo, tuvo como común denominador la falta de casta.

Pronto llego el primer susto de la tarde. El primero de Montealto volteaba al subalterno Agustín Serrano a la salida del primer par de banderillas. Inmóvil en el suelo tras caer sobre el cuello. Afortunadamente llegarían buenas noticias desde la enfermería. Sólo era el golpe. Este novillo que abrió plaza tuvo como principal defecto su falta de celo en los engaños. Se movió sin maldad pero nunca con entrega. Toñete firmó una faena pulcra y templada, basada por el pitón derecho, pero de escasa conexión con los tendidos por culpa de la nula transmisión de su oponente. Lo pasaportó de media estocada habilidosa. 

El segundo fue otro novillo manejable pero con muy escaso fondo de casta. Alejandro Gardel realizó lo mejor de su actuación manejando con gusto el capote en el saludo a la verónica. El inicio de faena por bajo tuvo también buen aire. Pero el animal duró hasta ahí. Después intentó Gardel alargar unas embestidas cada vez más cortas e insustanciales. El fallo con el descabello dilató la muerte del utrero.

Poca suerte tuvo Ángel Téllez con su primero. Éste de Montealto llegó totalmente desfondado y aplomado al último tercio. Sin fuelle ni raza, el toledano lo intentó por ambos pitones, pasando más tiempo en la cara del novillo que lo que éste merecía.

La primera oreja del festejo llegó en el cuarto. El jabonero sucio de Montealto aguantó más la lidia que le propuso Toñete. El novillero mostró su sentido del temple y condujo con limpieza y academicismo, aunque escaso ajuste, las embestidas del de Montealto. La faena fue a menos pero una estocada de efectos rápidos puso en manos de Toñete un trofeo en tono menor.

Otra oreja de escaso peso paseó Gardel del quinto, un animal de escaso trapío que tuvo cierta obediencia y nobleza. El madrileño volvió a demostrar buen corte pero esta vez afloraron dudas delante de la cara del novillo. Pero como la estocada viajó entera y el novillo cayó con prontitud, el festivo público de Valdemorillo le premió con la oreja.

El voluminoso sexto fue una prenda. Sin un ápice de casta, fue un auténtico buey de embestidas cansinas ante las que se estrelló de nuevo Ángel Téllez, que de largo enlotó el peor lote del festejo. Sin embargo, el animal le lanzó un derrote a la altura del pecho y pareció despertar de su letargo en busca del chaval. Lo avió pasando algún apuro con los aceros.

Valdemorillo (Madrid), domingo 4 de febrero de 2018. 1ª de Feria. Casi tres cuartos de plaza.

Novillos de 

, de variados pelajes y distintos volúmenes. Algunos sospechosamente astigordos. De juego manso, descastado y deslucido. Manejables en distinto grado 1º, 4º y 5º, pero sin entrega alguna.

Antonio Catalán ‘Toñete’, saludos y oreja.

Alejandro Gardel, silencio tras aviso y oreja.

Ángel Téllez, silencio y silencio.

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