El toro, esa otra emoción

No dejó de tener interés la tarde. Lo llevó a cabo el tercer toro de Miura desde un rango de nobleza y clase que hizo su embestida mucho más emotiva. Sobre todo, porque tal bravura hace a la gente penetrar en los que está sucediendo en el ruedo. Y sucedió que “el “desafío ganadero” ha sido una sugestiva experiencia que ha supuesto enfrentarse, cuerpo a cuerpo, a tres toreros con las nobles embestidas de tres “miuras” y la complejas acometidas de tres “adolfos”, y advertir cómo estos últimos, en virtud de las complicaciones de la raza, modificaban los espacios en los que se encuentra instalado el toreo de hoy.

Por este motivo cabe destacar la renuncia al virtuosismo para incrementar, en desbordante y poderosa lidia un toreo con el que Rafaelillo se impuso de manera férrea al complicado tercero de Adolfo Martín. Un toro que empujó en la única vara que tomó, pero que se revolvía con malas intenciones en la muleta de diestro murciano que, con oficio, consiguió alargar las acometidas consiguiendo algún que otro entonado trazo con la derecha ante la imposibilidad de hacerlo con la izquierda. Pese a matar mal su hacer fue premiado con una oreja.

Noble pero inválido fue el primero de Miura. Un salinero protestado por el público por su falta de fuerza. Rafaelillo dibujó al algún que otro pase diestro sin una pizca de emoción. El toro se derrumbó y todo acabó con fea estocada.

Obvio es decir que el primer mérito de Escribano fue el valor. Con él sublimó una faena de extraordinaria pulcritud, y cálida expresión con la izquierda, que enriqueció su toreo. Lo hizo con un noble “miura” de notable pitón izquierdo. El natural resultó apreciable y resuelto con un rico testimonio de querer y poder. Con él acabó emocionando a los tendidos. Unas manoletinas finales fueron prólogo a la defectuosa estocada.

Sin embargo, el nivel en las diferentes lidias se apreció con el quinto “adolfo”. Un toro insulso, falto de casta, que ni siquiera transmitía peligro. Escribano lo banderilleó con su acostumbrada facilidad. Y poco más pudo hacer en una lidia trastocada por las nulas condiciones de un toro que se quedaba en las zapatillas del torero sin pasar. Los aceros se le atascaron.

Negro mulato, noble y de excelente clase. Así fue el ejemplar de Miura lidiado en tercer lugar y premiado con la vuelta al ruedo. Pepe Moral no renuncio a jugársela, y aunque no hubo grandes cosas sí consiguió momentos suficientes como para subirse al carro del triunfo. Sobre todo, con el natural. Sin duda fue con la izquierda con la que consiguió lo mejor de una faena a la que le faltó continuidad. Naturales hondos largos y bien abrochados con los de pecho. Epilogó faena con expresivos pases por bajo para dejar el acero hundido. Dos orejas para el diestro de Los Palacios y merecida vuelta al ruedo en el arrastre a “Abejero”, el buen toro de Miura.

Complicado y con peligro fue el sexto de Adolfo Martín. Un toro para apostar con una lidia contundente. Pepe no se arrugó pese al viento que soplaba con fuerza. Le fue difícil hacer pasar al complicado toro por los engaños. Pese a todo consiguió ese muletazo largo y templado con una diestra mandona. Al intentar el natural se accidentó con el estoque en la pierna izquierda. Un pinchando hondo bastó para hacer doblar al cornúpeta.

Miura ganó el “desafío ganadero”. Una apuesta empresarial que ha servido para que el aficionado llenara casi la totalidad del aforo permitido. Daba gusto ver los tendidos de la funcional plaza de toros de Utrera. Bendita afición.

Utrera (Sevilla), domingo 5 de septiembre de 2021, Casi lleno del aforo permitido.

Toros, tres de Miura -1º, 2º y 3º-. Bien presentados. Noble e invalido el primero; de notable pitón izquierdo el segundo; bravo y de excelente clase el tercero, premiado con la vuelta al ruedo. Y tres de Adolfo Martín -4º, 5º y 6º- de muy buena presentación. Muy complicado el cuarto; descastado el quinto y con peligro y transmisión el sexto.

Rafaelillo, silencio y oreja.

Manuel Escribano, dos oreja y silencio.

Pepe Moral, dos oreja y oreja.