3ª FERIA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

Triunfa Emilio de Justo en una digna reaparición de Ramos en Burgos

Interesante por encastada corrida de la ganadería de Victorino Martín que tuvo una gran presentación.

Derechazo de Emilio de Justo durante su actuación este domingo en el Coliseum Burgos

Javier Fernández Mardomingo

Publicado el - Actualizado

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Empezó la corrida rindiendo el Coliseum homenaje a José Ignacio Ramos, uno de los toreros más importantes que ha dado la tierra. Volvía Ramos por un día y lo hizo nada menos que ante una de Victorino, de rimbombante presentación, por encima de lo que exige el Coliseum burgalés. El primero, astifino y alto como pocos se comió la muleta de inicio. Arrastraba el hocico por el suelo el de Las Tiesas y Ramos lo saco a los medios arrastrando el capote poniendo de manifiesto el oficio capotero que siempre lo acompañó en su carrera y que no lo ha abandonado en estos años. Con la muleta el cárdeno pidió los papeles y al de Modúbar le costó encontrarlos. Series aceleradas sin conseguir frenar del todo a su oponente y con algún que otro susto por la rapidez del toro al volver la cara saliendo del muletazo que terminaron con un pinchazo y una estocada hasta la bola, una de las especialidades de Ramos, pero que precisó del uso del descabello. Ovación para el de luces, que no volvió a su casa como todos hubiéramos deseado. Para más Inri, el Coliseum despidió con una ovación a Hechizo, que así se llamaba el cuatreño de Victorino.

El segundo salió con el mismo ímpetu que su hermano pero con 20 kilos mas en la caja. 585 le cabían nada menos, pero bien repartidos. Ureña lo recibió bien con el capote, bajando la mano y templando la embestida. En el caballo el entrepelado se empleó a fondo y empujó con los riñones, marca de la casa. Flojeó más en la muleta, lo que permitió a Ureña templarlo por derecho y cuajar algunos buenos muletazos por ese pitón aunque el toro no terminó de transmitir todo lo necesario para que la faena conectara de manera más rotunda con los tendidos. La posibilidad de premio se esfumó con el fallo a espadas. Tres pinchazos y una estocada caída después, doblo el toro y Ureña se tuvo que conformar con escuchar palmas.

El tercero, el de más peso de la corrida, casi 600 kilos, empujo en el caballo y no puso nada fácil el asunto en banderillas, pese a lo cual, Angel Gómez se desmonteró tras asomarse, y asomarse de verdad al balcón. Emilio de Justo brindó, como Ureña, a Jose Ignacio Ramos y lo recibió por el derecho con profundidad y templándolo. Termino por corregir los defectos de la embestida de su oponente y regaló buenos muletazos. Por la izquierda rompió el Victorino. De Justo lo llevo lento, bajando la mano, despacio y con suavidad en una gran serie que conectó con el respetable. Volvió a insistir por el derecho para terminar de cuajar una más que notable faena en la que fue su carta de presentación en Burgos. Mató de gran estocada para cortar la primera oreja de la tarde.

Tras la merienda, que en Burgos sigue siendo sagrada, salió por chiqueros un cárdeno claro de bellas hechuras, abierto de pitones muy en el tipo del hierro de la A coronada. Ramos brindó a su público el que, si no se anima de nuevo, fue el último toro de su vida. Se dobló con la muleta, mucho más templado que en su primero gracias a la dulce embestida que le ofreció su oponente. Tras cambiarse la muleta de mano y una serie que sonó menos de lo que debería, comenzó la música y la faena cogió aire. Muletazos templados y lentos, de bella factura que permitieron a Ramos hacer por momentos el toreo que tantas veces habrá imaginado de cara a la cita de hoy. Mató de un espadazo, pinchazo previo, y eso le valió al burgalés para cortar un trofeo que paseó en una emocionante vuelta al ruedo ante su gente.

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Los 620 kilos del quinto entraron al Coliseum como un tren de mercancías. El público aplaudió de salida a un torazo que bien podría haberse lidiado en cualquier plaza del mundo. No se terminó de acoplar con él un Paco Ureña que insistió sin éxito por ambos pitones sin conectar demasiado con el público. Mató de estocada casi entera y la petición, insuficiente a la par que exagerada, no se reflejó en trofeo. Bien por el presidente.

El sexto y último de la tarde se movió con gracia de salida y en banderillas la misma que puso el respetable para empujar a Emilio de Justo a un triunfo mayor que cerrara la tarde. El extremeño lo intentó aunque no cuajó la faena que el animal pedía. Se aburrió el toro ante la insistencia de De Justo, que no se terminó de asentar hasta que cogió la espada de muerte. Ahí sí que cuajó la mejor y última serie de la tarde por el derecho mientras el Victorino hacia el avión que daba gusto. Gracias a ella y a un espadazo tremendo cortó Emilio otras dos orejas, exageradas, pero que le valieron para abrir la puerta grande de la Ribera del Arlanzón.

Burgos, domingo 1 de julio de 2018. 3ª de Feria. Tres cuartos largos de plaza.

Toros de 

, de excelente presencion, encastados y buen juego en general salvo el complicado primero.

José Ignacio Ramos, ovación y oreja.

Paco Ureña, palmas y ovación tras aviso.

Emilio de Justo, oreja y dos orejas.

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