Urdiales y un lleno de no hay billetes a favor de la esclerosis múltiple triunfan en La Flecha

Actuó en primer lugar la rejoneadora Lea Vicens que llevó siempre muy templado al primero de los novillos de Castillejo de Huebra. Un toro que siempre pidió los adentros y que en ningún momento la francesa rehuyó la lidia junto a las tablas. Se apagó pronto el animal, destacando en banderillas. Mal con los aceros y silenciada su labor.

Comenzó en la lidia a pie Cayetano por tener que abandonar la plaza con premura, ya que mañana torea en Ayamonte y fue tal, que los corraleros no dieron puerta al novillo que había sido sorteado previamente por la mañana, teniendo que hacerse cargo del animal correspondiente a Diego Urdiales. Derribó en varas el de Castillejo, con un puntito de genio que no abandonó en ningún momento de la faena. Basada en la mano diestra, siempre fue largo por ese pitón. Bravo y con ese tranco característico del encaste Murube. Por el pitón izquierdo echaba la cara arriba y se desentendía a la salida del muletazo. Mató de estocada. Dos orejas.

Diego Urdiales saludó a la verónica con enjundia y mucha clase en la temporada 25 de su carrera como matador de toros. Recibió un puyazo que le ahormó para la faena de muleta. El de Castillejo de Huebra siempre a más, humillando por el pitón derecho, en series con mando, siempre tapado, sin parar, trasmitiendo y con mucha clase. Por el izquierdo se salía un poco de la muleta, desajustado, pero con ese argumento de la torería que atesora al diestro Riojano. Muy exigente el novillo. Epilogó al natural echándole los vuelos de la muleta con suavidad infinita. Buena estocada y dos apéndices.

Manuel Escribano sorteó un novillo de diferente condición a los anteriores. Más tardo a la hora de embestir y siempre distraído. En el centro del ruedo y con pases cambiados por la espalda, comenzó el de Gerena, la faena de muleta. Rajado, soso y sin ningún tipo de opciones, Escribano lo intentó por ambos pitones. El garbanzo negro del festejo. Buena estocada. Dos orejas a la actitud.

Fernando Adrián debutaba en La Flecha. Recibió rodillas en tierra con dos largas cambiadas en el tercio, que enseguida dejó entrever las ganas y la disposición. Quitó por chicuelinas, antes de que un espontáneo saltara para pedir su oportunidad. Adrián tuvo delante un novillo soso, que transmitió poco. Colocación, suavidad y un concepto del manejo de los trastos exquisitos. No dejó comerse la partida y aprovechó las cercanías para hacer la faena que pedía el de Castillejo. Manoletinas ajustadas para dejar el toro colocado para la suerte suprema. Mal con la espada.

Marco Pérez sorteó un 6º bis por lesión del titular. Novillo corretón que hizo sonar el estribo en el caballo. Faena que brindó al maestro Urdiales y que con la serenidad que le atesora comenzó por alto a pies juntos. Muy bien plantado en el ruedo, el salmantino supo darle la distancia que pedía el novillo. Embroque perfecto y la muleta siempre puesta y esa facilidad y naturalidad para hacer embestir a un animal sin ningún tipo de clase. Sí, hay que poner un, pero, que abusó de ser algo encimista la faena. Genuflexo a la hora de colocar el toro para pasaportar al animal. Dos orejas.