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El rejoneador Diego Ventura se mostraba exultante antes de abrir su decimoquinta Puerta Grande de Las Ventas, un triunfo, según reconocía a Efe, "fruto de la ambición y del querer a toda costa".
"Ya son 20 años de alternativa y cada vez va costando más hacer este tipo de esfuerzos. Pero si hay algo que siempre me ha caracterizado es que jamás he tirado la toalla. Y hoy ha sido otra tarde de esas, de no bajar los brazos y de seguir haciendo historia en Madrid", reconocía.
"Ninguno de mis tres toros me ha dejado estar a gusto, todo lo contrario, han sido toros ásperos, difícil, de esos que cortan y se ponen por delante. Muy difícil la verdad. Pero otra vez tengo que dar gracias a Dios y a mi cuadra, porque cuanto más difícil se ponen las cosas, más gratificante saben después", decía finalmente antes de ser aupado para ser sacado a hombros.
Leonardo Hernández, por su parte, se marchaba "satisfecho" por la imagen dejada, pero "disgustado" por su "mala tarde" con los rejones de muerte.
"Si los llego a matar como Dios manda estaríamos hablando de un triunfo más rotundo. Pero esto es así. Es una pena que después de hacer el esfuerzo tan grande con tres toros tan difíciles,me cargue la actuación por mi culpa. Otra vez será", concluía.