MÓSTOLES (MADRID)

Víctor Hernández y un toreo de altura al natural para ganar la Copa Chenel 2024

El diestro madrileño sale a hombros tras cortar dos orejas. Molina deja muy buena imagen y pasea un trofeo.

Víctor Hernández saliendo a hombros en Móstoles portando la Copa Chenel

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Un nuevo nombre para lanzar el mensaje de que hay futuro más allá de las figuras rutilantes que adornan los carteles de las ferias. Un nuevo torero con el que ilusionarnos de cara a un futuro prometedor. Víctor Hernández, que ha demostrado tener la menor mano izquierda del certamen, se ha llevado con solvencia y autoridad la Copa Chenel 2024. Ojalá le sirva como le sirvió en su día a otro madrileño, Fernando Adrián.

El triunfo de Víctor Hernández se cimentó sobre todo en la faena que firmó ante el buen cuarto de Baltasar Ibán, que embistió algo desordenado de inicio pero al que el temple que le propuso Víctor en el comienzo de faena le hizo también templarse al toro. Tras una primera mitad de faena más efectiva que efectista, todo estalló en varias tandas al natural que tuvieron temple, profundidad en el trazo y largura en los muletazos. Series de siete y hasta ocho muletazos que pusieron a los tendidos en pie. Un estocada tendida necesitó de de dos golpes de descabello que dejaron el premio final en una vuelta al ruedo. Aún sin trofeo tangible, fue la faena diferencial de la tarde.

Sí había tocado pelo ante el segundo de Pedraza de Yeltes, un astado alto de cruz al que el madrileño lo toreo con encaje al natural y lo mató de un buen espadazo. Para rematar la tarde y amarrar la puerta grande, Víctor se las vio con un toro de Victoriano del Río con mejores inicios que finales. La faena navegó con algunos altibajos y no terminó de romper al rajarse definitivamente el animal. Pero la espada viajó efectiva y dio paso a la concesión de la oreja.

Molina comenzó su tarde ante un toro de Ibán de exigente casta con el que se mostró firme y solvente y cortó una oreja al flojo tercero de Victoriano del Río que sacó fondo y ante el que el albaceteño, a base de paciencia y temple, firmó una faena a más que concluyó de una estocada desprendida con mucha muerte.

El quinto, de Pedraza de Yeltes, no ayudó a Molina a rematar su tarde. Sin humillar ni desplazarse, el del hierro salmantino acabó muy aplomado y dejando sin opciones al torero de Albacete.

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