6ª DE ABONO

“Victorinos”, bravura sólo en el caballo

Solitaria vuelta al ruedo para Manuel Escribano.

Manuel Escribano en una larga cambiada con la que recibió al quinto toro de Victorino Martín

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Escribano, ovación y vuelta al ruedo en la Maestranza. pic.twitter.com/LffoV2Cwu2 — Toros (@toros) 14 de abril de 2018

Ahí están, por si acaso, guardados en la memoria las tres largas cambiadas de rodillas de Escribano al cuarto de Victorino Martín. La primera de dramático ¡uy! a portagayola. Dos más en el tercio. Y un ramillete de verónicas magnificas, rematadas con dos medias soberbias, para recordar más que lo mejor de la tarde de “victorinos” supuso la aclaración en toda regla de cómo se provoca la emoción y se renuevan los ánimos. Poco quizás para lo esperado, aunque semejante aportación emotiva puso felices a aquellos que entienden el “vis a vis” como paradigma de la emoción. Un hacer abiertamente autoafirmativo de actitud espontánea y poderosa que deja una impresión extraña mezcla de gozo y temor.

Esto y poco más. Casi nada pasó en una de las tardes más esperadas del ciclo. La debacle del día anterior provocada por los toros de la familia García Jiménez aumentó la ilusión en la corrida de Victorino Martín. Toros de aplaudida presencia, seriedad y hechuras. Y ahí acabó todo. Faltó bravura. Sólo mostrada en el caballo.

No lo vino grande el desafío a Manuel Escribano en una lidia difícil y complicada a un toro sin fuerza, de noble, humillada y templada embestida, al que le costaba un mundo moverse. Y el que había provocado el delirio con el toreo de capote de Manuel tras la salida de chiqueros e, incluso, hizo subir la intensidad de un tercio de banderillas en el que el tercer par del sevillano, en el estribo y al quiebro, volvió a ser sobrecogedor, se paró sin remisión. Y abajo, en el albero, quedaron dibujados algún que otro lento derechazo y cadencioso natural más vistoso que emocional. Tras el espadazo con el que tumbó al morlaco patas arriba dio la única vuelta al ruedo de la tarde.

También difícil le resulto la lidia al complicado segundo. Acometidas sin humillar y muy corto su recorrido por el pitón derecho. Escribano se la jugó en una portagayola en la que tuvo, con pericia, que echar el cuerpo a tierra para evitar la cogida. Anduvo fácil al clavar banderillas y mantuvo la expectación en los inicios de faena. Despacio quiso hacer el natural en una lidia de altibajos por las características de unas embestidas cambiantes, muy cortas y al cuerpo. Dejó la estocada y necesitó del descabello para finiquitar.

Fue muy aplaudido de salida el primero. Y a los medios se lo llevó Ferrera con maestría y saber hacer. Fue de lejos al peto y tuvo fijeza en el caballo. Pero no la casta y la clase en la embestida que le hubiese permitido el aguante en la faena. Notable labor técnica del extremeño en una lidia sin lucimiento. Con la espada mal.

En los bajos del peto empujó el cuarto después de irse de largo al caballo, pero salió de estampida tras la primera vara, de la que posiblemente quedó ¿lesionado? del puyazo trasero. Porque después no se mantuvo en pie. La lidia de Ferrera fue una continua porfía en un vano intento por torear. No pudo ser. De estocada acabó con él.

Lo hecho Por Daniel Luque a la “alimaña” que le tocó lidiar en tercer lugar no deja lugar a equívocos. Doblones de inicio y un toreo a la antigua por la cara para poderlo doblegar. Se la jugó. Y mató mal.

Sin embargo, toreó con sumo gusto a la verónica al sexto. Las dos medias con las que abrochó los lances fueron de lujo. Humilló el “victorino” y el diestro de Gerena lo aprovechó para hacer un toreo largo en el trazo y breve en las series. Bajó la mano y toreó despacio con la derecha, rematando lo hecho con soberbios pases de pecho. Lo hizo hasta que el toro se paró. Los detalles por bajo y los ayudados pusieron fin a una tarde en la que también los “victorinos” causaron decepción.

Sevilla, sábado 14 de abril de 2018. 6ª de abono. Lleno.

Toros de 

, bien presentados, serios y de bonitas hechuras. De escasa casta y poca fuerza el primero; complicado y sin recorrido el segundo; malo y con peligro el tercero; a la defensiva y mermado de fuerzas el cuarto; con clase en sus embestidas, pero sin fondo el quinto; noble y parado el sexto.

Antonio Ferrera (fucsia y oro), silencio y silencio.

Manuel Escribano (negro y oro), saludos y vuelta al ruedo.

Daniel Luque (tabaco y oro), silencio y palmas.

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