Nunca guardes el queso en este lugar de la nevera, lo estropearás
Muchas veces nos preocupamos de su sabor cuando lo compramos pero se nos olvida que para preservarlo necesita de una correcta conservación.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los 'turófilos' o amantes del queso están de celebración este sábado. Uno de los alimentos más internacionales, presente en la nevera del 85% de los hogares, celebra su merecido día.
Su importancia es tal que ciertos tipos de quesos servían en la Edad Media como moneda de cambio y alimentaban a los peregrinos en tránsito hacia Santiago de Compostela.
Además, se podría decir que los españoles no podemos vivir sin este manjar. Consumimos más de siete kilos de queso de media al año en alguna de sus 150 variedades, que si bien es mucho, estamos l lejos de los 17 por persona y año de la UE, según datos FAO. Islandia es el país del mundo que más queso consume, más de 30 kilos por persona y año. Le sigue puesto Grecia (25,5) y Francia (23,7).
CALCIO Y MÁS
Es uno de los alimentos más deliciosos pero cuenta también con muchas propiedades. Es uno de los alimentos con mayor concentración de calcio: una sola porción de 100 gramos equivale al requerimiento diario de una persona adulta. Además es un alimento rico en vitaminas A y D, vitaminas del grupo B, como la B12, la B9 (ácido fólico), la B1 (tiamina) o la B2 (riboflavina).
En general los expertos recomiendan tomar entre dos y cuatro raciones al día de lácteos, dependiendo de la edad y circunstancias de cada uno. La porción de semicurado o curado recomendada rondaría los 30 gramos y, la de queso fresco, sobre 60. Eso sí, ciertas variedades deberían limitarse si se padece algún tipo de enfermedad cardiovascular.
¿ME COMO LA CORTEZA?
"Si la corteza es natural se puede comer, siempre teniendo en cuenta los gustos y su dureza. Aquellos quesos cuya superficie se recubre con algún material como ceras y parafinas, no se deberían de comer ya que es la parte del queso en contacto con el exterior. En ningún caso debemos dar cuenta de ella si nos lo indica claramente su etiqueta “corteza no comestible” o “corteza con recubrimiento no comestible”, explican a COPE, fuentes de Inlac, Organización Interprofesional Láctea.
CONSERVACIÓN
Muchas veces nos preocupamos de su sabor cuando lo compramos pero se nos olvida que para preservarlo necesita de una correcta conservación. Es quizás la parte donde solemos cometer más errores. Aunque el queso huela mal y su apariencia externa pueda no ser la mejor, no hay que olvidar que el queso se estropea y caduca, con lo que debemos protegerlo y cuidarlo como cualquier otro alimento.
La nevera juega un papel muy importante en su conservación hoy en día, sin embargo el tenerlo demasiado tiempo guardado en ella puede hacer que pierda cualidades a medida que pasen los días. La solución pasa por no acumular queso y comprar en función de lo que vayamos a consumir y así disfrutaremos de su mejor sabor.
¿DÓNDE COLOCARLO EN LA NEVERA?
No hay que olvidar que se trata de un alimento vivo, que necesita por tanto respirar, de ahí que sea importante envolverlo en materiales que porosos para evitar que lo 'asfixien'.
En este sentido es preferible envolver cada pieza diferente de queso en papel de estraza, el típico papel encerado que se usa en las carnicerías, incluso papel de horno, en lugar del clásico papel film. Si el queso lleva varios días en la nevera debemos revisar de vez en cuando su envoltorio.
Es preferible utilizar los cajones inferiores ya que es la zona menos fría, bien alejados de la parte donde se encuentre el ventilador del frigorífico ya que puede favorecer que se reseque y agriete. Sin embargo, en el caso de un queso fresco, es mejor guardarlo en la parte alta del refrigerador para garantizar que ronde los 4 grados.
Por lo general, el queso debe conservarse entre los 4 y los 12 grados, aunque esta temperatura dependerá mucho del tipo de queso.
La importancia del envoltorio tiene su razón de ser porque el frío seco de la nevera reseca mucho el queso. Además el queso se impregna fácilmente de otros olores de la nevera lo que puede influir en su sabor.
Por último es importante cortarlo con un cuchillo limpio, nada de usar el mismo con el que hemos cortado los embutidos, así evitaremos la contaminación crizada y la proliferación de mohos.