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Los gorriones se han revelado como un "medidor" de la presencia de plomo en las ciudades, según un estudio realizado por las universidades de Valladolid y de San Luis, en Argentina, que ha empleado a esta ave como bioindicador de ese elemento tóxico.
El trabajo científico, según ha detallado este martes la Universidad de Valladolid a través de un comunicado, ha permitido establecer la correlación de que "a más cantidad de este metal pesado en la sangre del pájaro, su actividad sanguínea se resiente".
En situaciones más extremas, se produce un envenenamiento y, con ello, la muerte.
Por tanto, según el equipo internacional que ha hecho el estudio, "los gorriones pueden ayudar a estimar la polución de plomo en entornos habitados, actuando como bioindicadores, lo que podrá ayudar a establecer medidas de salud pública".
El plomo ha llegado a los sedimentos de los ríos o al suelo debido fundamentalmente a su antigua presencia como aditivo en la gasolina, a un compuesto denominado tetraetilo de plomo que se empleaba para incrementar el octanaje de este carburante, esto es, por cuestiones de seguridad, para incrementar su capacidad antidetonante.
Con el paso del tiempo, se observó sin embargo que el plomo también dañaba los catalizadores y, además, era expulsado a la atmósfera por el tubo de escape, por lo que fue retirado de las gasolineras pero no de la circulación.
El plomo continúa en las ciudades y en las proximidades de las carreteras interurbanas y "no es un material biodegradable, por lo que su presencia es casi eterna", ha lamentado Rafael Pardo, director del Departamento de Química Analítica y firmante del estudio.
El trabajo, publicado recientemente en la revista científica Ecotoxicology and Environmental Safety, parte de la captura de gorriones comunes en las proximidades del campus de la citada universidad argentina y el correspondiente análisis de las dosis de plomo y del tiempo al que habían estado expuestos a ese elemento tóxico.
Posteriormente, se evaluó con métodos analíticos la concentración de plomo en sangre y tras el estudio, los pardales retornaron a las calles de esta ciudad en el centro del país iberoamericano, que tiene unos 160.000 habitantes.
El Departamento de Química Analítica de la UVa tiene una colaboración estable con el Departamento de Bioquímica y Ciencias Biológicas de San Luis, y la principal aportación de la universidad vallisoletana ha sido el análisis de las muestras de sangre a través del Laboratorio de Técnicas Instrumentales, un servicio central para toda su comunidad universitaria.