La Bruja de Oro, el templo de la lotería que más vende: de un 'souvenir' mágico a un conflicto con el procés
Xavier Gabriel convirtió en la década de los 90 el que era un simple punto de venta de lotería en un gigante que factura más de 60 millones de euros al año
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Desde el Xavier Gabriel que se arruinó dos veces hasta el dueño de una administración de lotería que factura 60 millones de euros al año van más de dos décadas. Pero, entre medias, tres episodios clave: la compra de un pintoresco objeto de decoración, una idea pionera y un golpe de suerte. Es la historia de La Bruja de Oro, la administración de lotería que más vende en toda España, y que comienza en 1986 en la localidad de Sort, precisamente una palabra que significa “suerte” y que hoy es todo un destino de peregrinaje para los aficionados a comprar billetes.
Y es que Gabriel trabajó hasta los 28 años en un banco, que decidió abandonar para lanzarse a aventuras empresariales, muchas de ellas orientadas al turismo de aventura. De hecho, su compañía de deportes Aventur vio la luz tan sólo un año después que la administración de lotería.
El origen del nombre de 'La Bruja de Oro'
Lo que puede que muchos no recuerden es que el nombre de la administración de lotería originariamente no tenía nada que ver con brujas doradas, sino que se le conocía como “stop” o “estel”, estrella en catalán. No obstante, en uno de sus viajes Gabriel descubrió una simpática figura de una bruja de color amarillo, de larga nariz y escoba, y más alta incluso que las compradora habituales del local. Una simple objeto de decoración que terminó dando nombre al punto de venta de lotería.
Pero la fama no le llegaría a la bruja hasta dos años después de su adquisición, en 1994, cuando la suerte sonrió a los compradores de lotería de Sort, donde cayó el premio del sorteo del Niño, un municipio de apenas 1.500 habitantes. Un golpe de suerte que por sí mismo no dio fama a La Bruja, pero que Gabriel supo aprovechar con una idea innovadora: el establecimiento se convirtió en el primero en vender online. Se acabaron las colas interminables y un pequeño pueblo catalán comenzó a vender lotería por toda España, haciéndose rápidamente con el mercado digital.
Veinte años después de que cayese el Niño, la Bruja de Oro facturó en 2015 más de 61 millones de euros. El 48% de sus ventas tienen lugar en Cataluña, el 23% en Madrid y el 21% restante en Andalucía. Así, el local consigue amasar el 0,7% del total de boletos vendidos en toda España. Así, disparando el número de ventas, cada vez se sucedieron más premios, el Gordo, el Niño y así hasta repartir 3.207 millones de euros por toda España, según recoge su página web. Y es que, a más gente compre, más posibilidades hay de que toque, lo que no quita que pasar el décimo por la escoba de la bruja se haya convertido en un clásico.
Xavier Gabriel, una figura mediática
Según recoge el portal web del local, La Bruja de Oro ha sido caso de estudio para varias universidades y escuelas de negocio como IESE y ESADE, recogiendo 33 premios hasta la fecha incluyendo el Premio Nacional de Marketing. Por su parte, Gabriel ganó el Premio como Emprendedor del Año en 1999, además de toda una serie de reconocimientos. Pero nunca la Cruz de Sant Jordi. Algo que podría ser por la cantidad de ocasiones en las que el dueño del establecimiento se ha pronunciado en contra del procés, y precisamente en momentos tan críticos como días después del referéndum ilegal del 12 de octubre.
Precisamente ese mes anunciaba en Herrera en COPE que trasladaría la sede social de Cataluña a Navarra. “Se me ha acusado de todo. Me han amenazado y machacado”. Declaraba: “amo Cataluña y me siento español, pero nunca me meteré con la masa social independentista. Siempre hemos respetado el posicionamiento político de todos”.
Gabriel lanzaba un mensaje a los que, según relataba, habían organizado un complot y comentaba que les ha salido mal porque “hemos tenido un incremento de ventas de un 14%. Se están equivocando porque perjudicando la lotería nacional no se está perjudicando al enemigo, no se dan cuenta de que 5.000 personas vivimos de ello”.
Ese mismo año le diagnosticaron cáncer de colon, una enfermedad por la que pasó por un proceso de quimioterapia y contra la que aún está luchando. “Nunca he insultado a ese bicho que le llaman cáncer, no le tengo miedo, porque desde el primer día lo he considerado como un intruso”, aseguraba en una entrevista en Voz Populi el pasado año.