'Dolor' para Amenábar y 'Gloria' para Almodóvar

'Dolor y Gloria' fue la gran triunfadora de la 34ª edición de los Premios Goya. Almodovár y Banderas no encontraron rival en esta 'Guerra'

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En la vida, como en el deporte, en economía y en todo lo que tenga que ver con datos y reconocimientos existen los ejemplos de ‘resultados engañosos’. Esto se da cuando unos datos dicen una cosa pero el resultado que deja es el contrario al deseado. Quizás así se podría definir la 34ª edición de los Goya, unos premios de dos, de ‘Dolor y Gloria’ y de ‘Mientras dure la guerra’, de Almodóvar y Amenábar.

Y quizás los números den como ganador a ‘Dolor y Gloria’ seguida muy de cerca por ‘Mientras dure la guerra’, pero no se equivoquen, porque cuando alguien tienen tanto que ganar también tiene tanto que perder, y eso es lo que le ha pasado a Amenábar. Habrá ganado 5 ‘cabezudos’ a solo dos de la película de Almodóvar, pero han sido de esos que se llaman técnicos (dirección de producción, dirección artística, diseño de vestuario y mejor maquillaje y peluquería). Solo pudo subir Amenábar al escenario del palacio de deportes palacio de deportes José María Martín Carpena para recoger el premio de otro, el de Eduard Fernández, de quien leyó un mensaje de Whatsapp agradeciendo el premio.

Pero como ya adelantaba no se equivoquen ‘la guerra’ de los Goyas fue para Almodóvar, que en todo momento se sintió como si la gala estuviera hecha para honor de su película más personal. Y en el duelo de la dirección el maestro volvió a imponerse al alumno, y un emotivo Almodóvar aprovechó para atizar a las instituciones cinematográficas y políticas en defensa del cine de autor, que en palabras del manchego “está en peligro de extinción”. Por cierto, a estas alturas no hace falta ni recordar para quién fue el premio a la mejor película pero tiene algo de ‘Dolor’ y mucha ‘Gloria’.

Al igual que a Almodóvar, la gala y la elección de premiados parecía estar hecha a medida del cine y de los intérpretes andaluces, concretamente a los malageños.

No miren en Wikipedia de donde son Antonio Banderas y Belén Cuesta (a peser de nacer en Sevilla), no hace falta, tienen Málaga en la sangre. En el caso de Cuesta, ha conseguido el Goya a la Mejor actriz protagonista a la tercera, y encima, fuera de su registro menos habitual. Después de verla hasta en la sopa de todas las películas de comedia, en ‘La trinchera infinita’ y con una interpretación dramática ha conseguido llevarse el busto de Goya. Fue la más emocionada al recibir el premio, el agradecimiento a sus padres fue el tema principal de su discurso.

De Banderas, que escribir que no esté dicho. Ha recibido uno de los Goyas más cantados de los últimos años, como si de un Fórmula 1 trucado se tratase, no ha tenido rival. Ya tenía un Goya, el honorífico, este es su primero en 40 años de carrera como actor protagonista, justamente 3 años después de sufrir un infarto de corazón. Emocionado y profeta en su tierra dedicó su discurso a la relación que le une con Pedro Almodóvar, afirmando que los mejores trabajos los ha realizado con el director manchego, que observaba a Banderas con los ojos empañados escondidos detrás de sus gafas de sol.

Y en esta gala de dos, también ha sido la gala de reconocer la experiencia. Han sido los dos casos de los premios en las categorías Mejor actriz de reparto y Mejor actriz revelación. Julieta Serrano, una de las chicas Almodóvar más veteranas, se hacía con el galardón de reparto a sus 87 años que se llevó una de las ovaciones de la noche. Otro de los momentos que quedarán en las retinas de los espectadores de esta 34ª edición, ha sido el primer premio, el de mejor actriz revelación, que iba a parar para Benedicta Sánchez que decía “haberse llevado la mayor sorpresa de su existencia” y que recurría a pedir el ‘comodín del público’ para poder acabar un discurso, que acababa como una gran abuela, con recuerdo a los nietos.

La gala menos reivindicativa en años

En un evento que nos tiene acostumbrados a las reivindicaciones de actores, directores y demás componentes del aparato cinematográfico español, y con los Bardem y compañía como cabeza visibles, este año hay que decir que ha sido la gala menos reivindicativa de los últimos años.

Quizás esto tenga que ver con quien se encuentra en el Gobierno en estos momentos. Como ejemplo queda el mensaje que Almodóvar le mandaba a un Pedro Sánchez que volvía a representar a un presidente del Gobierno en la gala desde que lo hiciera por última vez Zapatero: “Si está Pedro Sánchez, él va a ser el coautor de los guiones de los españoles, deseo que le vaya bien, si a él le va bien a nosotros también”.

También hubo mensajes a favor de los refugiados, de la búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos a causa de la Guerra Civil. El toque de defensa del papel de la mujer fue trabajo de las creadoras de la película ‘Suc de Síndria’, y de Silvia Abril reivindicando el papel de las mujeres de por encima de 50 años, y su condición de actriz catalana.

El momento emotivo de la gala fue para el ganador al Goya a Mejor cortometraje de animación Paco Sáez por ‘Madrid 2120’ que afirmaba que “creo que este premio llega tarde” recordando a su madre fallecida hace un mes, y que no le ha podido ver levantando este trofeo.

Sobre los presentadores poco que añadir, gala muy académica, todo sobre el guion correcto, buen apunte el de comenzar la gala como si fuera una continuación del discurso de Jesús Vidal un año después de aquel recordado tras recibir el Goya al Mejor actor de reparto en 2019.

Abril y Buenafuente, volvieron vieron a repetir la estrategia de la pasada edición; bromas en pareja y chascarrillos mezclando cine y actualidad. Es de agradecer lo breve de sus apariciones. Eso sí, el puntazo inesperado se lo llevaron los presentadores de otra edición, Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, que caracterizados como ‘momias fantásticas’ desataron las risas de todo el pabellón.

Casi nos creemos la irrupción de una espontánea en los premios a favor del medio ambiente y contra el cambio climático, pero la aparición de la actriz Paula Meliveo vestida de activista y la barata actuación de ‘los Javis’, dejaron esta parte de la gala en un ‘casi pero no’.

La descafeinada ausencia de Marisol

Era un secreto a voces, Pepa Flores ‘Marisol’ no acudiría a recoger su reconocimiento honorífico, y así ha sido. Es de agradecer la actuación de Amaia, quien con su ‘Canción a Marisol’ y su color de voz, es lo más cercano que han podido disfrutar los asistentes de la que en su día fuese ‘la niña de España’. Todo ello con imágenes de Marisol por encima de la ganadora de Operación Triunfo 2017.

Celia Flores, la hija de Marisol lo intentó interpretando ‘Estando contigo’, pero fue solo eso un intento muy lejano que nada tenía que ver con la niña que un día fue su madre. Finalmente las tres hijas de la artista, Celia, Tamara y María Estévez, recogían el Goya Honorífico en nombre de su madre recordando lo feliz que durante todo este tiempo Marisol había hecho a tantos y tantos españoles.

El toque malagueño musical corrió de la mano de Pablo Alborán, que se llevó a su terreno el tema ‘Sobreviviré’, banda sonora de la película del mismo nombre interpretada por Manzanita. Buena nota para Alborán, y también para los demás intérpretes como Rayden y Ana Mena, o la emotiva interpretación al piano de Jaime Cullum

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